Mujica y las izquierdas

RomanR

Cuando José (Pepe) Mujica accedió a la Presidencia de Uruguay, en el año 2010, el escritor Eduardo Galeano destacó que concitaba tanto entusiasmo por ser el presidente “que más se parece a lo que somos” los uruguayos. El autor de Las venas abiertas de América Latina aseguró que “hay un solo pecado que no tiene redención, no se puede pecar contra la esperanza. Lo que vi fue mucha esperanza puesta en Mujica y tengo la casi certeza de que él no va a pecar nunca». Pepe Mujica, fallecido el martes 13 de mayo, suscitó respeto y admiración. Y en su figura se entienden los profundos cambios en las izquierdas en América Latina entre los años cincuenta y los últimos pasos del siglo XX, consolidados ya en este siglo XXI.

 

En consonancia con la notable influencia de la Revolución Cubana que triunfó en enero de 1959, los movimientos guerrilleros florecieron en muchos países latinoamericanos. Lo hacían desde el convencimiento de que la única forma de llegar al poder e iniciar un proceso de transformación social profundo frente a las dictaduras militares era la lucha armada y el establecimiento de gobiernos que acabaran con el capitalismo depredador, con la explotación brutal de los trabajadores y trabajadoras y con el empobrecimiento de gran parte de la población de sus respectivos países.

 

Pretendían acabar también con la nefasta y permanente injerencia de Estados Unidos en lo que la superpotencia consideraba su patio trasero. Una injerencia presente en la activa frustración de procesos democráticos, mediante el impulso de distintos golpes de estado y el sustento al establecimiento y mantenimiento de sangrientas dictaduras militares.

 

En Chile, a comienzos de los años setenta del pasado siglo, la Unidad Popular con el socialista Salvador Allende al frente mostró que era posible alcanzar el Gobierno desde las urnas, sin recurrir a insurrecciones armadas. Pero la experiencia duró bien poco y el golpe encabezado por el general Augusto Pinochet y apoyado por la CIA acabó con la vía chilena al socialismo el 11 de septiembre de 1973. El triunfo del golpe se tradujo en miles de asesinatos – entre ellos el del cantautor Víctor Jara-, secuestros, personas torturadas, desapariciones y encarcelamientos, así como en cientos de miles de exiliados.

 

Plan Cóndor

 

Todo esto sucedía en unos años setenta en que se multiplicaban los movimientos guerrilleros en el continente americano, así como las movilizaciones sindicales en reclamación de mejores condiciones laborales; y en el que, con el apoyo de Estados Unidos, se establecerían brutales dictaduras en Argentina y Uruguay, caracterizadas por el nulo respeto a los derechos humanos. Desde el denominado Plan Cóndor, diseñado por el gobierno estadounidense, se puso en marcha una planificada campaña de represión política y terrorismo de estado que afectaría también a Brasil, Bolivia o Paraguay. Caracterizado por la práctica de detenciones arbitrarias, torturas, violaciones, desapariciones o asesinatos de hombres y mujeres de la izquierda política, sindical, social, cultural, estudiantil o religiosa. Los informes concluyen que se produjeron 50.000 asesinatos, se hizo desaparecer a más de 30.000 personas y otras 400.000 fueron encarceladas.

 

Pepe Mujica no fue ajeno a esa efervescencia social y política. Formó parte desde los años sesenta del grupo guerrillero Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Detenido en 1972 pasaría quince años prisionero, en buena parte en condiciones de encarcelamiento completamente infrahumanas. Tras su puesta en libertad, en 1985, sería uno de los impulsores del Movimiento de Participación Popular, uno de los grupos que integraría el denominado Frente Amplio (creado antes de la dictadura y reformulado tras la vuelta a la democracia), y su forma de hacer política le llevaría a alcanzar notables niveles de popularidad. Mujica llegó a ser ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca durante la Presidencia de Tabaré Vázquez (2005-2010), a quien sucedería al frente de la República Oriental del Uruguay, siendo presidente entre 2010 y 2015.

 

Uruguay es un país de unos tres millones y medio de habitantes en el que jugó un papel importante la emigración canaria, especialmente en el siglo XVIII. A los habitantes del departamento de Canelones se les denomina canarios. De allí, de Canelones, es el actual presidente uruguayo, Yamandú Orsí, también integrante del Frente Amplio.

 

Cuidar la democracia

 

El guerrillero de los años sesenta-setenta se convirtió en un demócrata convencido, aunque ello no le impidiera reconocer los límites del sistema. “La democracia no es perfecta. La democracia está llena de defectos porque son nuestros humanos defectos, pero hasta hoy no hemos encontrado nada mejor. Por lo tanto, es fácil perderla y es difícil volverla a ganar. Tienen que cuidarla”, dijo Pepe Mujica en 2023 en un discurso ante el Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes de Brasil.

 

Sus palabras sobre la necesidad de defender y cuidar a la democracia adquieren hoy la máxima actualidad y la mayor relevancia ante el vendaval que está suponiendo el trumpismo y el sustancial avance de las extremas derechas en todo el mundo. Y sus graves consecuencias para las libertades, para los derechos humanos, para las políticas que tratan de combatir las enormes desigualdades que todavía persisten en el planeta y para la esencial lucha contra la Crisis Climática.

 

Se puede afirmar que nos acaba de dejar una persona enormemente comprometida con los de “abajo”, con los que peor lo pasan. Caracterizada por un enorme compromiso social y por una gran humanidad. Capaz de modificar sus iniciales planteamientos y entender como mejor manera para transformar la sociedad la lucha política democrática, siendo su contribución muy importante en la creación y desarrollo de un amplio frente popular que le llevó a la Presidencia de su país. Un Frente Amplio que, en mi opinión, constituye un ejemplo para las izquierdas de todo el mundo, al combinar la unidad y la pluralidad. Salvando las distancias, considero que toca aprender de esta experiencia (como de la unitaria de la izquierda en Francia) en los actuales momentos políticos en Canarias y en el Estado.

 

Pepe Mujica fue, además, un dirigente político que no dudó en posicionarse muy críticamente contra la deriva de las izquierdas que terminan abrazando el autoritarismo. Y que, lejos de contribuir a la transformación social y a una mejor calidad de vida para sus pueblos, centran todos sus esfuerzos en mantenerse en el poder a toda costa, recurriendo para ello a la represión contra cualquier crítica y a la supresión de la democracia.

 

“¿Pero qué sentido tiene la vida si nos quitan la esperanza de soñar con un mundo un poco mejor?” Es una frase de Pepe Mujica que forma parte del video de despedida que le dedicó su organización, el Movimiento de Participación Popular, repasando distintos momentos de la trayectoria política y personal del expresidente fallecido; y que resume, incluyendo distintas declaraciones, lo que fue la fecunda experiencia vital de un hombre sencillo que intentó contribuir a la construcción de un mundo más justo, con mayor equidad, más culto y más libre.

 

Román Rodríguez es presidente de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc).