Discurso de odio…

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Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas dijo en 2021: «Debemos hacer frente a la intolerancia trabajando para atajar el odio que se extiende como un reguero de pólvora por Internet»

El discurso de odio estigmatiza, y señala como chivos expiatorios a personas individuales o colectivos a los que se quiere excluir de su posición. Crea estereotipos basados en la raza, la nacionalidad, el género o la ideología política. Se mete a todo un colectivo en el mismo saco, atribuyéndole valores negativos a todos sus miembros. Es la estrategia «tradicional» de la ultraderecha, del fascismo

 

Odio como único recurso político que demuestra una carencia total de un argumentario razonable. Odio hacia todo aquel que exprese opiniones diferentes a la suya. Un discurso dirigido hacia aquellos más fáciles de engañar: los que carecen de estudios, los que atraviesan una difícil situación, los que siempre buscan inconscientemente culpar a un tercero de sus propias inseguridades. En definitiva, la carne de cañón manipulable que necesita el fascismo para alimentarse…

 

Para ello, además de usar (sin escrúpulo alguno) la mentira como medio, debe provocar enfado. Debe irritar al receptor del discurso, a fin de provocar la difusión rápida del mensaje en redes sociales. Sin pararse a pensar. Sin comprobar si lo que dice el mensaje es cierto. El objetivo es inundar las redes. Incitar al odio como respuesta visceral. Aunque haya que negar lo evidente y los datos demuestren la mentira del mensaje. Si el receptor no piensa, si no razona, el mensaje cala. Y ese es el objetivo…

Ahí es cuando vemos a pensionistas manifestarse contra quien les ha subido las pensiones. Ahí vemos a minorías defender y apoyar a quien les niega sus Derechos (el éxito de Trump entre la población hispana que le votó y ahora es detenida y encarcelada sin motivo). Ahí vemos a obreros defendiendo a quien afirma que les bajará el salario y empeorará las condiciones laborales si gobierna…

 

Es tal la magnitud del calado del discurso de odio en la sociedad, y especialmente entre los jóvenes (principales usuarios de las redes sociales), que el Instituto de la Juventud ha publicado un manual llamado «Orientaciones: Breve guía contra el discurso de odio en internet» (versión abreviada del manual de idéntico nombre elaborado por el Consejo de Europa

 

Pero si bien las redes sociales son el terreno abonado por el fascismo para captar a los jóvenes, también cuentan con el apoyo de lobbies empresariales poseedores de cadenas de televisiónradios y periódicos que hacen lo propio para difundir ese mensaje de odio entre la población de más edad. A fin de cuentas, el objetivo es controlar a la sociedad en su conjunto e impedir discrepancias (el mundo de Orwell)…

 

¿Existe forma y manera de combatir este discurso de odio y reducir (que no impedir, desgraciadamente), su propagación?. La respuesta es un rotundo . Pero no es fácil…

 

Lo más importante, lo esencial, se llama Educación. Una Educación adecuada desde la etapa infantil hasta la universitaria. Una Educación que enseñe valores, que enseñe a ser tolerantes, a estimar la diversidad cultural, a pensar y razonar. ¿Se entiende el porqué a las Derechas rancias les incomoda un sistema educativo de calidad?…

 

Pero también es importante el fomento del diálogo, la búsqueda de objetivos comunes para el avance de la sociedad y superar prejuicios. Como lo es el denunciar los discursos de odio allí donde se produzcan. Apoyar abiertamente a las víctimas de esos discursos. Exigir responsabilidad a las redes sociales, y a los medios de comunicación para que no permitanno toleren y no difundan esos discursos contraproducentes con la sociedad avanzada que debiéramos tener a estas alturas…

El discurso de odio es una amenaza para la convivencia. Una amenaza para la sociedad. Una amenaza para la libertad. Una amenaza para la Paz. Estamos obligados a combatirlo. Nos va el futuro en ello…

Ángel Rivero García