Un médico tras volver de Gaza relata su alivio por dejar de ver niños mutilados y hambre
02 de agosto de 2025/Agencias
El médico anestesista y médico de urgencias Raúl Incertis, que volvió hace dos días de Gaza, donde pasó cuatro meses, ha descrito la zona como un lugar arrasado por una bomba atómica» y reconoce que el regreso a Valencia le genera «sensación de alivio, porque no hay niños mutilados ni bombardeos ni hambre», aunque también de «pena» por los amigos y compañeros que ha dejado en la Franja.
Estar en Gaza es como estar en una prisión horrible
Incertis (que trabaja en el hospital de Requena) asegura, en una entrevista con EFE, que ha vuelto a València, tener «una sensación de liberación porque estar ahí dentro (Gaza) es como estar en una prisión horrible».
El médico viajó por primera vez a Gaza el 2 de octubre de 2023, cinco días antes de que empezara la guerra entre Israel y Palestina, y, según cuenta, «ahora Gaza está totalmente arrasada. Salvo una pequeña porción en el centro de la Franja, el resto es como si hubiera caído una bomba atómica».
«La diferencia es también que la primera vez los cooperantes no pudimos trabajar; solo huir de las bombas y esta vez he ido a trabajar y me he encontrado con la «realidad sanitaria» en el hospital de Nasser, uno de los centros públicos que sigue abierto y que, según relata, tiene 270 camas pero atiende a 700 pacientes y una población de un millón de personas.
Ha detallado que los pacientes «están por los pasillos, por los suelos. Las camas están en los patios del hospital. Las UCIs están llenas y se han tenido que abrir secundarias».
Niños mutilados y desfigurados, amputaciones traumáticas y quemados
Según su relato, cada día en el hospital, donde pernoctaba junto al resto de médicos extranjeros, se trataba a civiles y a muchos niños mutilados, así como a menores de 15 o 16 años, atravesados por metralla con perforaciones intestinales y de tórax, con fracturas abiertas en el cráneo por la metralla, con amputaciones traumáticas, quemados y aplastados».
Repartos de comida de la Fundación Humanitaria de Gaza, una trampa
Ha recordado que, a partir de junio, empezaron a recibir «muchísimos heridos de bala que provenían de los repartos de comida de la Fundación Humanitaria de Gaza, organizado por Estados Unidos y por Israel, a donde los gazatíes van a recoger comida y se le dispara a propósito».
«Es donde más intencionalidad documentamos porque recibíamos pacientes civiles, muchos niños, con disparos de bala en la cabeza, en el tórax, en los genitales. Eran disparados con rifles, proyectiles de tanque, morteros y drones», ha denunciado.
Ha subrayado que era «constante recibir pacientes mutilados en urgencias y muchas veces eventos de múltiples víctimas, sobre todo, desde la apertura de este centro de distribución de comida, que es una trampa, una excusa que ha puesto Israel para decir que está repartiendo comida».
En este sentido, ha lamentado que quien «sabe repartir comida en Gaza», la ONU, lo tiene «prácticamente prohibido».
Sin gasas para curas ni anestesia y desnutrición
En los cuatro meses que ha estado en Gaza, el material sanitario «no ha aumentado, sino todo lo contrario».
«La semana pasada se cancelaron las curas de las heridas a los pacientes de plantas porque no hay compresas ni gasas; fueron destinadas a quirófanos y unas pocas a urgencias», ha asegurado, mientras comenta que anestesiaban «sin fentanilo y con muy poca morfina» y tenían que «reutilizar jeringuillas y material que normalmente se tira».
Crecimiento de niños detenido por la desnutrición
«Todos los heridos que hemos visto estaban desnutridos e incluso mis compañeros de trabajo; todos muy por debajo del peso que les correspondería», ha resaltado, al revelar que ha visto «niños de 8 años que parecía que tuvieran 5 y de 5 que parecían de 3».
«Se ha detenido el crecimiento de los niños por la falta de comida, lo que trae aparejada una dificultad tremenda para que puedan cerrar sus heridas, porque éstas necesitan proteínas y vitaminas y se infectan mucho más frecuentemente. Hay mucha más mortalidad por culpa de infecciones de heridas».
También ha explicado que las secuelas más importantes son las psicológicas tanto en población adulta como en la población infantil» y ha criticado que ha visto «niños que sufren estrés postrumático, mutismo, pesadillas, cambios conductuales e incluso depresión».
Agotado y sin ganas de trabajar
Ha relatado que normalmente recomiendan realizar la labor de cooperación un mes «para no quemarte» y él ya llevaba cuatro y estaba «agotado», había perdido mucho peso y «ya no tenía ganas de trabajar».
«Iba aguantando mes tras mes pero mis propios compañeros gazatíes me decían que si pudieran se irían y mis superiores me dijeron que lo mejor sería volver y descansar».
Si dejan de vender armas a Israel se acaba la guerra
En su opinión, para poner fin a la guerra «tienen que intervenir la Unión Europea, en particular Alemania pero también Francia e Inglaterra, y Estados Unidos, que son «más que cómplices, autores de este genocidio», ha denunciado mientras detallaba que se cumplen todos los ítem de la ONU para definirlo así.
«En el momento que dejen de vender armas a Israel esto se acaba», concluye.