UNA QUINCENA DE GRUPOS DE INVESTIGACIÓN HACE USO DEL SERVICIO DE RESONANCIA MAGNÉTICA DE LA ULL
El Servicio General de Apoyo a la Investigación (SEGAI) de la Universidad de La Laguna brinda apoyo científico, técnico y de instrumentos a proyectos de investigación de la propia universidad y de otras entidades. El Servicio de Resonancia Magnética para Investigaciones Biomédicas permite estudiar el cuerpo humano, especialmente el cerebro, de forma no invasiva e inocua gracias a una tecnología valorada en dos millones de euros. Una quincena de grupos de investigación del centro académico hace uso para sus proyectos de esta infraestructura científica.
La resonancia magnética se ha convertido en un recurso esencial tanto en el ámbito clínico como en el investigador. A diferencia de técnicas como la Tomografía Axial Computarizada (TAC) o la Tomografía por Emisión de Positrones (PET), no requiere radiación ionizante, sino que emplea campos magnéticos y ondas de radio. “Nos ofrece imágenes anatómicas de gran precisión y, además, podemos observar cómo reacciona el cerebro en vivo gracias a la resonancia funcional”, explica José Luis González Mora, catedrático de Fisiología y responsable del servicio.
Las técnicas empleadas se basan en la energía que emiten los protones, que al estar alineados por el campo magnético absorben energía de una onda de radiofrecuencia y, al relajarse, emiten señales detectadas por las bobinas de recepción, con lo que se construye las imágenes muy detalladas.
Se pueden obtener dos tipos de registros. Los anatómicos, que muestran la estructura del cuerpo y son muy útiles en el ámbito clínico, y los funcionales, orientados principalmente a la investigación. Estos últimos no reflejan directamente la actividad neuronal, sino los cambios en el flujo sanguíneo relacionados con el trabajo de las neuronas. “No vemos la neurona en sí, pero sí el aumento de sangre que necesita para funcionar”, aclara González Mora, quien lo compara con el consumo de combustible de un coche de Fórmula 1: “Cuanto más rápido va, más gasta”.
Los estudios funcionales han abierto un nuevo horizonte para que profesionales de la psicología, la medicina y la ingeniería investiguen cómo trabaja el cerebro en acción. Gracias a estas técnicas, es posible analizar procesos cognitivos como la lectura o la escritura, e investigar distintas enfermedades. “Hoy no se concibe un centro de investigación serio sin resonancia magnética”, subraya Francisco Marcano Serrano, técnico del servicio.
Este servicio funciona gracias a un convenio con Imetisa, empresa pública participada por el Cabildo de Tenerife y el Servicio Canario de Salud. La Universidad de la Laguna, a través de concurrencia competitiva de su personal investigador, financió el equipo, mientras que Imetisa asume el personal y el mantenimiento clínico.
Según el acuerdo, el tiempo de uso del equipo se reparte entre la asistencia sanitaria y la investigación universitaria. “En la práctica, la ULL suele utilizar menos del 50% del tiempo disponible, aunque en algunos meses la ocupación puede llegar hasta el 70%”, detalla González Mora.
En la actualidad, alrededor de 16 grupos de investigación están capacitados para usar la resonancia magnética, aunque esta cifra varía según los proyectos activos. En 2025, hay ocho grupos trabajando en distintas líneas, que van desde los estudios sobre la atención y el lenguaje hasta el análisis de patologías concretas.
Cada investigación genera entre 500 megabytes y 1 gigabyte de imágenes, lo que ha permitido acumular ya casi 10 terabytes de datos almacenados. “Las imágenes anatómicas requieren pocas tomas, pero las funcionales capturan miles de secuencias encadenadas, lo que multiplica la cantidad de información”, explica Marcano Serrano.
Además de dar acceso al equipo, el servicio ofrece apoyo en el diseño e implementación de experimentos. Para que una idea se materialice, es necesario adaptarla al equipo. Este proceso exige programar estímulos visuales o auditivos, sincronizarlos con la adquisición de imágenes y garantizar la validez de los resultados. En este sentido, Marcano Serrano resalta que el SEGAI mantiene un convenio con General Electric, lo que facilita el acceso a secuencias experimentales avanzadas.
El uso del servicio está regulado mediante tarifas. Para la comunidad universitaria, el coste es de 50 euros por hora, aunque cada proyecto requiere una logística previa, desde el reclutamiento de participantes hasta la preparación de pruebas. Cada estudio implica meses de planificación sin margen para la improvisación.
El Servicio de Resonancia Magnética para Investigaciones Biomédicas se mantiene en funcionamiento gracias a los presupuestos generales del SEGAI, así como a las aportaciones del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) destinadas a infraestructuras y equipamiento científico.