ALTERNATIVA A LA EXCLUSIÓN EDUCATIVA: PROYECTO AMEXCE-AULA TEMPORAL DE ATENCIÓN A MENORES EXPULSADOS(AS) DE CENTROS EDUCATIVOS/ESCOLARES.

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Miguel Ángel Hernández Concepción

Catedrático Enseñanza Secundaria. Profesor  Bachillerato y Acceso a la Universidad  Personas Adultas,  Especialista e Investigador. Acreditado para la evaluación y dirección de Centros. Departamento Educación Asociación ACCIONES UNIDAS de Lanzarote.

 

    La reiteración de expulsiones sufrida por  ciertos alumnos(as) menores se puede llegar a cronificar cuando ellos y ellas descubren en la expulsión el camino para conseguir beneficios personales mucho más satisfactorios que los de acudir diariamente a clase. Una situación que se ve favorecida por la falta  de una intervención específica, por parte del sistema educativo en la mayoría de las comunidades autónomas, sobre las circunstancias que se encuentran detrás de su comportamiento, y por su puesto, de la expulsión. Ante la inexistencia de recursos específicos y políticas públicas que realicen una labor de intervención bien directa o indirecta sobre las realidades personales, familiares y  sociales del alumnado expulsado y  de sus efectos negativos, es necesario la puesta en marcha, con carácter urgente, de  Proyectos de Atención a Menores Expulsados(as) de sus Centros Educativos/Escolares. En este sentido la Asociación Acciones Unidas de Lanzarote presentó el proyecto AMEXCE que ha recibido  el reconocimiento y una subvención del Cabildo de Lanzarote para ponerlo en marcha durante este curso académico 24-25.

 

   Durante los días 21 y 23 de noviembre de 2024, la Asociación Acciones Unidas, junto con el coordinador del Proyecto, Miguel Ángel Hdez-Concepción, presentaron esta iniciativa en la XVIII Muestra Internacional de Experiencias Didácticas que viene organizando desde hace ya muchos años la Sociedad Canaria “Elio Antonio de Nebrija” en colaboración con otras instituciones públicas y privadas, este año gracias al Ayuntamiento de Candelaria en Tenerife, el Gobierno de Canarias y el  Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes (MEC).El hecho es que las relaciones de convivencia entre el alumnado y los centros educativos, sobre todo en la enseñanza secundaria- también en educación infantil y primaria-, se ha convertido en un tema de preocupación creciente en nuestra sociedad. Reconociendo que ciertos comportamientos o conductas  de una parte del alumnado está mermando la calidad de la enseñanza y la salud de un sector del  profesorado, no es menos cierto que también ciertas familias y alumnos(as) sufren los daños colaterales de lo que se reconoce como miserias escolares en palabras de los profesores: Jesús Soldevilla-Pérez de la Universidad Central de Catalunya; Ignacio Calderón-Almendros de la Universidad de Málaga y Gerardo Echeita de la Universidad Autónoma de Madrid tal y como denuncian en la publicación Mi vida escolar es prescindible: radicalizar un discurso contra las miserias del sistema escolar

 

    De sobra conocemos  el decreto, el plan, el equipo y el aula de convivencia así como la mediación para resolver conflictos en los centros, pero, sin embargo, en ocasiones todas estas medidas o posibilidades se ven reducidas o simplificadas con expulsiones,  incluso con la  inhabilitación para seguir estudiando en un determinado colegio o instituto. Este tipo de práctica es la que los autores referidos, no sin falta de razón, denuncian como exclusión educativa por sus terribles consecuencias: abandono escolar prematuro,  desigualdad social y residencial,, segregación escolar y académica, desempleo, delincuencia, adicciones, etc. Dicho de otro modo, la expulsión es el polo oscuro de una dimensión que tiene en la inclusión su polo luminoso. Más claramente, el discurso políticamente correcto-pero hasta ahora poco eficaz en nuestras prácticas-de la inclusión, deba dejar paso al discurso de la exclusión como herramienta de cambio (…) De este modo se podrían analizar  los significados e implicaciones que se esconden tras algunas prácticas educativas calificadas como inclusivas que, sin embargo, no hacen más que perpetuar el estatus quo del sistema y abrir nuevas puertas a la marginación…( Parrilla, 2007).

 

   Pues bien, desde la Unión Europea se considera la educación como un motor de crecimiento, factor de competitividad y fuente de bienestar y progreso para el (la) ciudadano (a) según se destaca en sus objetivos, estrategias y planes. Aunque se hace necesario superar el concepto de educación centrado en intereses económicos y pasar a un concepto donde la educación se considere el motor de desarrollo humano capaz de favorecer el progreso, la igualdad y la justicia social. Con los datos de abandono escolar en la mano, es lógico inferir  que los (las) menores expulsados (as) de los centros escolares son la muestra de una población que puede encontrarse con mayores índices de vulnerabilidad y, por consiguiente, cobran si cabe mayor importancia en una sociedad democrática  que protege a los niños y jóvenes de todo tipo de violencia, incluida la de la exclusión social, la pobreza y la delincuencia. La expulsión podría considerarse, pues, como un tipode violencia hacia la infancia ahora que disponemos del primer juzgado especializado en las Palmas de Gran Canaria para valorarlo.https://youtu.be/uGNFMMn-U8M?si=1J9kND3rXlafuZ8m

 

    A todo esto, los (las) menores expulsados (as) presentan una radiografía que no es estática como se ha podido demostrar en el transcurso de diferentes cursos académicos tras la pandemia, sino que debiera de situar algunas alarmas y/o interrogantes como: ¿por qué la tendencia al incremento del género femenino?, ¿ser repetidor (a) favorece la expulsión?, en la reiteración de faltas de convivencia es donde se producen más expulsiones ¿se revisan estas?, ¿qué está ocurriendo para que la edad media  de expulsados (as) esté bajando?, ¿existe algún tipo de relación entre la música más escuchada, tecnología empleada y el comportamiento de los (las) menores?, todo un conjunto de cuestiones y otras más que se podrían plantear en los  planes de formación de los centros educativos y que el  proyecto AMEXCE ha analizado con rigor.

 

  Con todo esto las propuestas de intervención habrían de plantearse e instaurarse en todos los niveles de prevención: universal, selectiva e indicada, para de este modo evitar problemas asociados a las expulsiones como son el abandono escolar prematuro, el absentismo, problemas conductuales del alumnado en las familias y barrios, el fracaso escolar, la violencia de género, el acoso, el suicidio cuando, en realidad, debieran ir enfocadas hacia intervenciones sistémicas en las que se implique al conjunto de los agentes activos que trabajan con  los (las) menores, desde las instituciones políticas,  sociales, escolares, familiares, deportivas, y todo ello desde una perspectiva interactiva, ecológica y comunitaria. En síntesis, cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo y que las leyes no le protegen contra ellos, sino por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es compensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada y el alumnado seguirá siendo expulsado de los centros educativos sin recursos alternativos (cita adaptada de Alissa Zinovievna). Por una sociedad sin violencias hacia la infancia. @AccionesUnidascontralasviolenciashacialainfancia.