Editorial. La preocupante situación de la Corona

Todo era idílico en el entorno de la Corona española, hasta que a nuestro Rey Don Juan Carlos de Borbón se le ocurrió la idea de ir a cazar a Bostwana en plena crisis, acto por otro lado hasta ese momento habitual. Su reconocimiento de un acto poco propicio por la situación del país, pidiendo perdón públicamente abrió la «caja de Pandora» y dejó entrever la debilidad de la Monarquía española.

Todo hubiese quedado ahí, en una simple anécdota, si a ello no se hubieren sumado hechos que hicieron dudar a muchos ciudadanos, sobre todo a aquellos que desde tiempos inmemoriales estaban aprovechando la situación de acabar con una Monarquía que les parece obsoleta y fuera de lugar en los tiempos que corren.

A aquel hecho aventurero de nuestro Rey se unieron matrimonios desafortunados principescos, y que fueron caldo de cultivo para alimentar a aquellos deseosos de acabar con los privilegios de Reyes, que en otro tiempo ya lejano incluso se les atribuía por su condición «el derecho de pernada».

La Infanta Elena con su divorcio de  D. Jaime de Marichalar, atribuyéndole adiciones poco claras, supuso la continuidad  a una serie de escándalos que no habían hecho sino empezar. Daba la sensación de que la Familia Real se tambaleaba, mostrándolos humanos y propensos a críticas. La sangre azul se teñía roja y poco a poco iba esparciéndose por todos los rincones de España.

Pero la cosa no acabó ahí, a duras penas la Princesa Letizia y el Principe Felipe fuéron salvándose de la quema y poniendo distancia por medio, abriendo un hueco insalvable con respecto a demás familiares, reclamando muchos españoles, subrepticiamente, una Corona que por herencia les corresponde.

Parecía que las aguas turbulentas se calmaban cuando el supuestamente advenedizo Urdangarin comete la equivocación de sentirse todopoderoso por su vínculo Real y mete mano a la «caja de los españoles», cometiendo seguramente el mayor error de su vida, alimentando el deseo de algunos y poniendo al Rey al pié de los caballos, arrastrando a la Princesa Cristina, que por ingenuidad y amor sigue incondicionalmente a su querido Iñaki. No creemos que en las condiciones en las que se encontraba la Infanta, si no llega a ser por su vínculo amoroso, hubiese sido capaz de cometer tan «supuestamente» tamaña insensatez. No la creemos tan ambiciosa (lo tenía todo), y si pensamos que a Iñaki, que lo vio todo muy claro se le «fue la olla».

La Infanta ya está imputada y la Corona sufre un nuevo revés que recogen todos los diarios y televisiones del mundo, como la noticia más espectacular del momento. «La Corona se tambalea».

¿Qué va a pasar con la Monarquía en nuestro país?… Es imprevisible, desde luego el daño está hecho y sus consecuencias pronto las vamos a ver.  ¿Continuará un matrimonio que solo ha traído problemas a los Reyes o por el contrario el divorcio está servido en bandeja de oro?

No tratamos de ser irrespetuosos con una Institución que ha hecho buenos servicios al país, pero a alguien se le ha ido la cabeza, pensando que todo el monte es orégano y nos ha dejado en una situación embarazosa.

¡Ojala y esto se termine pronto y no demos pábulo a agentes externos que nos ponen para parir en medio mundo….!