El palmero Aniceto Duque Pérez, una de las víctimas canarias de Mauthausen
Por Rubens Ascanio
El cinco de mayo se cumplieron ochenta años de la liberación del campo de Mauthausen. Entre sus muros sufrieron al menos 45 canarios y 27 de ellos dejaron la vida, parte de los 200.000 seres humanos usados como mano de obra esclava en ese lugar, de los que más de 7.500 fueron republicanos españoles.
El palmero Aniceto Duque Pérez fue uno de los que no logró ver el día de la liberación del campo alemán. Había nacido el 28 de septiembre de 1898 en Santa Cruz de La Palma, justo en ese momento de cambio tras la Guerra de Cuba, que influyó con fuerza a toda su generación.
Tuvo la suerte de educarse en un hogar donde la cultura y el conocimiento formaba parte de su día a día, junto a sus hermanas Waldesca, Antonia y su hermano Estanislao. Era hijo de Estanislao Duque Brito, maestro de obras, dueño de la fábrica de tabacos Aceró, masón y republicano conservador (1), que también fue represaliado por el franquismo por el Tribunal de Responsabilidades Políticas (2).
En 1919 le tocó realizar el servicio militar (3), mientras daba sus primeros pasos en las sociedades culturales, caso de la capital palmera, Sociedad de Socorros Mutuos El Españolismo, cofundada por su padre en 1890 (4). El primer rastro de su papel activo viene precisamente a cuenta del aniversario de esta entidad. En ese acto, donde repartieron 250 raciones de rancho a las familias más pobres del municipio, tomó la palabra junto a los socios, Pedro Rodríguez y Juan Fierro Hernández (5).
Aniceto también había formado parte de la creación de la sociedad “Juventud Ideal”, fundada en 1921, una sociedad especialmente activa y popular por sus bailes y actividades culturales durante los años de la dictadura de Primo de Rivera y la II República. El 3 de septiembre de 1922 celebraron un acto musical y teatral en el Teatro de Marte de Santa Cruz de La Palma en donde interpretaron “el melodrama en un acto y en verso de don José Jackson Veyan, titulado ¡Una limosna por Dios!” (6), donde participaron tanto él como su hermana. La sociedad juvenil atesoró en esos años una de las mejores bibliotecas de La Palma y se convirtió en un motor de múltiples eventos formativos y artísticos. Como tantas otras sociedades en un momento de cambio y cuestionamiento de los poderes históricos, fue semillero de valores transformadores, además de un pequeño oasis cultural. En el séptimo aniversario de la entidad, celebrado en 1928, Aniceto era uno de los jóvenes que “leyeron bellas poesías y trabajos en prosa, que fueron muy aplaudidos” (7). Sus textos también formaron parte de la velada literaria celebrada con motivo del veintinueve aniversario de la Sociedad El Españolismo, en 1928 (8).
El joven palmero se dedicaba a la actividad comercial cuando se aproximaba la llegada de la II República. En 1930, como muchos de los más sensibles con el momento político de su generación, colaboró con Juventud Republicana, que aglutinaba a personas que posteriormente derivarían a otras ideas más avanzadas. Junto al destacado político, Alonso Pérez Díaz, que llegaría a ser diputado republicano, estuvo en la inauguración de la sede de esta asociación en El Paso. Allí le acompañaron figuras que serán igualmente destacadas en la acción política, como Ermelandro Martín, Imeldo Guerra o Jacobo Calero (9), que poco después se integraron en el Partido Comunista. En febrero de 1931, poco antes de la proclamación republicana, participó en la conmemoración del aniversario de la I República, con una velada literaria donde volverá a coincidir con figuras como Alonso Pérez o el maestro José Miguel Pérez (10).
El nuevo tiempo político hizo florecer espacios e ideales que hasta ese momento no tenían una presencia tan importante en las Islas. Aniceto Duque formará parte de la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma, de la que fue secretario (11), su hermano, Estanislao, lo hará dentro del Partido Comunista. Con el triunfo republicano se sumó a la multitud que recorrió la capital palmera desde la plaza de la Alameda, donde fue uno de los intervinientes en las celebraciones, dando unas palabras ante el público concentrado (12). La emoción era arrolladora, creían que era un salto de una sociedad que sería imparable.
Hay que señalar que los dos hermanos iniciaron el periodo dentro del Partido Socialista, como aparece en el acta del 27 de abril de 1931, con compañeros como el ya mencionado José Miguel Pérez, que como su hermano, transitarían más tarde al comunismo (13). En los primeros meses nuestro protagonista ya fue objeto de un incidente político. Junto a Gerardo Martín y Pedro Mendoza, fue citado para comparecer ante el Juzgado de Instrucción, de Los Llanos por un acto convocado en Fuencaliente sin previa comunicación a las autoridades (14). Su hermano, en esa misma época, formaba parte de la directiva de la Federación de Trabajadores de La Palma, que sacaba adelante un medio claramente obrerista y revolucionario, como era Espartaco (15).
La familia casi al completo vivió con un papel activo esta etapa. Además de su activismo político, Aniceto siguió muy ligado a Juventud Ideal, siendo elegido vocal de la misma en 1932 (16). En esos años además se casa con Angustias y tiene a su hija, Juanola, nacida apenas un año antes del golpe militar (17).
El 18 de julio de 1936 llegaron las noticias del golpe a La Palma. A diferencia de otros puntos del Archipiélago allí las autoridades republicanas lograron mantener el control institucional durante una semana. Las informaciones que iban llegando hablaban que los militares habían fracasado en lugares como Madrid o Barcelona. El 22 de julio, Aniceto, en nombre de la Agrupación Socialista de la capital palmera, firmó un folleto que se distribuyó por la Isla, donde demuestra el optimismo de esa pequeña resistencia al decir que estaba “casi liquidada la criminal intentona militarista y fascistizante”. El texto lo finalizaba con un “¡Viva la República Democrática!¡Vivan las heroicas Milicias Populares que con su sangre supieron libertar a España del fascismo asesino!” (18). La llegada del cañonero Canalejas el 25 de julio, cargado de militares y voluntarios falangistas, acabó con esas esperanzas de resistencia. Se produjeron cientos de detenciones, además las organizaciones obreras y democráticas fueron cerradas y saqueadas. Seguramente tuvo noticias de lo que sucedió en la sede de Juventud Ideal. La gran biblioteca del centro fue lanzada a la calle y quemada, además de destruir su piano y otros elementos (19). Toda una declaración de intenciones del nuevo tiempo.
Según recordó su hermana Antonia, Aniceto trató de permanecer en su hogar sin llamar la atención, pero a las dos semanas tuvo que salir ante una enfermedad que sufría su hija. Debía ir a una farmacia con urgencia, aunque ese tránsito generó una denuncia inmediata y su detención. Poco después fue llevado junto a su hermano a Tenerife, donde fue encerrado en la prisión de Fyffes. La semana de resistencia republicana en La Palma no había visto ningún incidente contra los sectores conservadores, pero daba igual. La familia trató de lograr la libertad de los hermanos Duque, usando para ello su relación con Blas Pérez González, una destacada figura del nuevo régimen, pero resultó infructuoso.
En 1937 se anunció a los presos que se iba a realizar un intercambio de presos republicanos y franquistas. Aniceto se ofreció como voluntario para salir de Fyffes, sin saber el rumbo que le daría a su vida esa decisión. A través de una carta trató de tranquilizar a su familia en este trance, “Papá, si tardo en escribir no te apures, me van a trasladar, pero aún no sé adonde” (20).
Noventa y siete hombres, procedentes de los penales de Canarias y Melilla, llegaron a Barcelona en septiembre de 1938. Nuestro protagonista había pasado más de dos años en las duras condiciones de Fyffes. En la capital catalana los recibieron numerosas personas, entre ellas el diputado comunista tinerfeño, Florencio Sosa, además de Lucio Illada, secretario general de la Federación de Trabajadores de la Orotava, evadido del campo habilitado en Villa Cisneros y los diputados socialistas canarios, Emiliano Díaz Castro y Junco Toral (21).
Con la derrota republicana Aniceto formó parte de las largas colas de refugiados que llegaron a la frontera francesa, pasando a los campos que las autoridades del país galo habilitaron para acoger a varios cientos de miles de personas que trataban de escapar de los franquistas. Su situación era complicada, pero todo se volvió peor con la llegada de los nazis a Francia. Fue detenido una vez más y trasladado al campo de prisioneros de guerra Stalag XI-A (Altengrabow), siendo posteriormente deportado a Mauthausen el 3 de noviembre de 1941. Allí, con la suma de malos tratos, trabajo forzado en la cantera cercana y escasa alimentación, falleció el 24 de marzo de 1942 (22). La memoria familiar habla de las cámaras de gas, pero es difícil saber qué sucedió realmente, su destino fue el de la mayoría.
Mientras eso sucedía en los campos nazis la familia seguía acosada por el nuevo poder político. Su padre fue sometido a persecución por masón, pero además Aniceto fue procesado, a pesar de la distancia. La secretaria del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Las Palmas anunciaba en el boletín oficial la sentencia número 89 de 1941 por la que se condena a “sanciones económicas de trescientas veinticinco pesetas para Victoriano Fidel Reyes Pérez; y cien pesetas para Aniceto Duque Pérez” (23). La casualidad quiso que ambos condenados murieran meses después en los campos de concentración nazis. Su familia, en unas circunstancias más que difíciles, tuvo que asumir el coste de este proceso, lo que sumado a las noticias recibidas desde Alemania, harán que finamente su mujer y su hija decidan salir de la irrespirable atmósfera que vivían las familias de “los rojos” en La Palma, exiliándose en Cuba (24). Cuánta gente brillante, sensible y luchadora perdimos en Canarias en esos años. Qué horror tuvo que sufrir Aniceto, separado de su familia y rodeado de decenas de miles de hombres sometidos a una existencia insoportable simplemente por su origen o por sus ideales. Con la celebración de los actos en honor de este ochenta aniversario y la memoria de tantas víctimas, hay que recordar a Aniceto y al resto de chicos, muchos bastante jóvenes, que nunca pudieron abandonar ese infierno.
Fuentes utilizadas
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Mederos, Alfredo. Víctimas de la guerra y de la represión franquista en La Palma. Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de La Palma. 2015. p278
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Boletín Oficial de Canarias. 8 de septiembre de 1919. p6
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Boletín Oficial de Canarias. 8 de febrero de 1940. p590
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Sharife, Ana. Los doce alcalde masones de Santa Cruz de La Palma: https://ctxt.es/es/20191211/
Firmas/29987/Ana-Sharife- columna-Senales-de-Humo- alcaldes-masones-Santa-Cruz- de-la-Palma.htm -
Gaceta de Tenerife. 14 de junio de 1921. p2
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Gaceta de Tenerife. 12 de septiembre de 1922 p1
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Las Noticias. 7 de mayo de 1928. p2
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Gaceta de Tenerife. 5 de julio de 1929. p1
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El Progreso. 22 de octubre de 1930. p1
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La Prensa. 22 de febrero de 1931. p4
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VV.AA. Nacianceno Mata un canario en Mauthausen. Memorias de un superviviente del holocausto nazi. Tenerife: Las memorias del olvido, 2006. p50
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Idem
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Medina Sanabria, Pedro. Constituyendo la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma: https://pedromedinasanabria.
wordpress.com/2014/11/16/ constituyendo-la-agrupacion- socialista-de-sc-de-la-palma/ -
“Nuestros compañeros Aniceto Duque, Gerardo Martín y Pedro Mendoza, han sido citados para comparecer ante el Juzgado de Instrucción, de Los Llanos, a fin de declarar sobre un sumario que se les sigue por reunión ilícita. Suponemos que se trate de algún acto celebrado en Fuencaliente, en el que hayan tomado parte los referidos camaradas. Y casi queremos asegurar que el alcalde “republicano” de dicho pueblo es el promotor de este nuevo proceso”. Espartaco. 17 de octubre de 1931. p3
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Espartaco. 1 de agosto de 1931. p3
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El Progreso. 14 de enero de 1932. p2
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Diario de Avisos. 11 de julio de 1935. p2
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Medina Sanabria, Pedro. Viva la República democrática: https://pedromedinasanabria.
wordpress.com/2012/04/13/viva- la-republica-democratica/ -
“En la Juventud Ideal, donde existía una de las mejores bibliotecas de la isla, echaron los libros a la calle y les prendieron fuego. Y en una hoguera desaparecieron. También tiraron por la ventana un busto de Goya y rompieron el piano. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo”:
https://pedromedinasanabria.
wordpress.com/2013/08/02/ canarias-dominada-por-el- fascismo/ -
Gaceta de Canarias. 27 de abril de 2008. p25
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Medina Sanabria, Pedro. Canjeados de Canarias: https://pedromedinasanabria.
wordpress.com/2013/07/19/ canjeados-de-canarias/ -
Hernández Romero, Fabián. Palmeros en los campos de concentración nazi: https://deportadoscanarios.
wordpress.com/2019/02/02/ palmeros-en-los-campos-de- concentracion-nazi/ -
Boletín Oficial del Estado. 14 de mayo de 1941. p1961-1962
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Gaceta de Canarias. 27 de abril de 2008. p25