En clave gallega (y 2)

Román Rodríguez

Planteaba en el anterior artículo una primera lectura de las elecciones gallegas celebradas el pasado 18 de febrero. Concluyendo su carácter continuista con anteriores comicios, tanto respecto al triunfo del PP -que siempre ha ganado en Galicia y casi siempre lo hizo con mayoría absoluta-, como a la distribución del voto entre los bloques de las derechas y las izquierdas. Aunque con la novedad, en esta ocasión, de movimientos internos en el espacio progresista, con el significativo ascenso del BNG en detrimento del PSOE y de la desaparición de las fraccionadas izquierdas alternativas estatalistas. Pero el incremento en votos y escaños del BNG, como el de las Mareas en los comicios de 2016, no rompe la supremacía del PP y, por tanto, no se produce el cambio político en esta nacionalidad histórica.

Reitero, asimismo, el escaso impacto en las mismas del debate sobre la amnistía. Supongamos que esta pudo afectar al PSOE y su bajada de 253.750 a 207.691 papeletas con relación a los comicios de 2020. Pero no hay que olvidar que el bloque que apoya la aprobación de la amnistía, el de las plurales izquierdas (PSOE-BNG-Sumar-Podemos), sube en 86.231 votos respecto a las anteriores elecciones autonómicas, mientras que el bloque que la rechaza frontalmente, integrado por PP y Vox, incrementa sus apoyos algo menos, en 83.967. Extrapolaciones, las justas.

Próximamente, el 21 de abril, se celebrarán comicios autonómicos en Euskadi. Una Comunidad en la que el sentimiento de pertenencia vasco alcanza el 44% en el último Sociómetro (febrero de 2024), con otro 40% que compatibiliza las identidades vasca y española. En el caso del PNV, el sentimiento de identidad vasca alcanza el 59%, mientras que un 35% de sus votantes se sienten vascos y españoles por igual. En Bildu, solo un 11% compatibilizan ambas identidades y un 87% se siente solo vasco o más vasco que español.

Los sondeos prevén una abrumadora mayoría nacionalista, con PNV y Bildu luchando por ser los primeros en votos y en escaños. Las últimas encuestas les pronostican 25-27 a cada uno, muy por delante del PSOE (10-12) y PP (6-7), con Sumar y Podemos al borde de no alcanzar representación, mientras que la extrema derecha podría repetir su escaño por Álava. El nacionalismo ocuparía el 70% de los escaños de la Cámara. Un Parlamento, el vasco que en nada se parece al gallego ni a los de las otras comunidades. En el que, si quieren interpretar, arrasan los partidos pro-amnistía. Y cuyos resultados abogarán, probablemente, a un nuevo gobierno PNV-PSOE. En clave vasca.

Demografía
Pero volvamos a Galicia, una nacionalidad con elementos diferenciadoras más allá de su eterno apoyo electoral al PP en las autonómicas. Por un lado, sus procesos demográficos. Tiene la misma población, 2,69 millones de habitantes, que la que tenía en el año 2000; y una población envejecida. En el mismo periodo, Canarias creció en más de medio millón de personas, pasando de 1,7 a 2,21 millones; notable diferencia.
El PIB per cápita de Galicia era de 25.900 euros en 2022, superior al canario de entonces (22.303) pero casi 5.000 euros por debajo de la media estatal. Con un reducido paro, del 9,2%, y una deuda por habitante de 4.477 euros, muy superior a la de las Islas (2.863). Con un gran peso de la industria exportadora, con el sector textil a la cabeza, por delante del automóvil y la alimentación, así como un sector primario muy relevante, por encima de la media estatal.
Y, como elemento sociológico de interés, un sentimiento de pertenencia a la comunidad gallega entre su población (más gallego o solo gallego) que no pasa del 15%, mientras más del 70% se reconoce tan gallego como español. Entre los votantes del nacionalista BNG prácticamente empatan, en torno al 40% en ambos casos, los que se siente solo gallegos o más gallegos que españoles y los que se sienten gallegos y españoles por igual.

En las Islas es muy superior el sentimiento identitario autóctono. En el último Sociobarómetro de Canarias (SBC) publicado, el de noviembre de 2023, se siente solo canario un 7,1% y más canario que español el 35,1%, por tanto, un global del 42,2%. Pero sin olvidar que el 54,6% de la muestra manifiesta sentirse tan canario como español.

Los votantes de las formaciones de obediencia canaria puntúan por encima de la media en el eje solo canario o más canario que español en más del 50%; pero además casi la otra mitad de los votantes dice sentirse canario y español por igual. En clave canaria.

En Galicia hay un muy extendido galeguismo, de derechas (PP) y de izquierdas (BNG). El BNG en estos comicios del pasado mes de febrero puso por delante en su discurso las reivindicaciones sociales a las de carácter nacional. Otro tanto sucede en la Comunidad de Valencia, donde son muy escasos los apoyos identitarios autóctonos, no llegan al 10%, y en donde se abre paso un valencianismo progresista, el de Compromís, también muy sustentado en los aspectos sociales y prudente en las reivindicaciones más soberanistas.

Canarias

¿Y en Canarias? En su Parlamento hay un ecosistema partidario con dos grandes formaciones estatalistas, PSOE y PP, una sólida organización de obediencia canaria que ha evolucionado hacia posiciones cada vez más conservadoras, CC, y el canarismo progresista que representa Nueva Canarias. Así como dos formaciones insularistas, ASG y AHI, con gran presencia en sus respectivos territorios.

Considero que ese espacio, el del canarismo progresista, debe aspirar a aglutinar, al menos, al 15% del electorado canario. Puede y debe crecer con organizaciones y personas de todas las islas que coinciden en que las grandes y pequeñas decisiones sobre nuestro presente y futuro se deben tomar en esta tierra, por su gente y en sus instituciones democráticas, y, además, en que estas deben apuntar inequívocamente hacia la sostenibilidad y la equidad social. Comprometiéndose a avanzar en la soberanía energética o en la alimentaria. Y exigiendo para nuestro archipiélago los máximos niveles de autogobierno en cada etapa histórica.

Para avanzar en esa senda, desde Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc) estamos desarrollando lo aprobado en nuestro Vº Congreso, celebrado en abril de 2022, y reafirmado en el plan de trabajo para el periodo 2024-2027, decidido el pasado octubre. Un plan configurado en torno a varios ejes. La defensa de los intereses de la mayoría social. La fiscalidad progresiva y justa. La igualdad de género y el combate contra la violencia machista. La sostenibilidad y la contención del crecimiento. La protección del territorio y del medio ambiente. La movilidad sostenible. La vivienda como un derecho de la ciudadanía. El fortalecimiento de los servicios públicos (sanidad, educación y servicios sociales). La apuesta por una economía más diversificada con un empleo de más calidad. Todo ello, en el marco del compromiso con el autogobierno, de nuestros derechos como pueblo, de la necesidad de recuperar y proteger la identidad de la sociedad canaria.

Un proceso, ya iniciado, que se encamina hacia el horizonte del 2027 con el objetivo de articular el mayor grado de unidad entre las organizaciones políticas, colectivos y personas que integran el espacio progresista de obediencia canaria. Un proceso en el que no escatimaremos generosidad ni esfuerzos.

Román Rodríguez es presidente de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc).