Entrevista a Álvaro Pons

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06 de julio 2025

HISTORIA DE LOS CÓMICS EN ESPAÑA (III)

 

Los cambios del tebeo durante el siglo XXI (2000-2023) 

 

Álvaro Pons, crítico cómics: 

 

“El manga se comió un mercado propio que en realidad ya lo había devorado el cómic americano”

 

“La figura de Paco Roca ha sido proverbial a la hora de consolidar la revolución del cómic en España” 

 

“El Premio Nacional ha abierto la historieta a los medios de comunicación y esa visión peyorativa que existía desapareció de un plumazo”

 

“Si se comparan las publicaciones de Memoria Histórica con las que hacen los americanos de su guerra civil o mundial nos quedamos en una absoluta ridiculez”

 

“Seguimos sin saber si la precariedad es a causa de la industria o por un maltrato sistemático al autor”

 

Noé Ramón 

 

Los profesores de la Universidad de Valencia y críticos del mundo del tebeo, Álvaro Pons y Noelia Ibarra fueron elegidos por la Asociación Cultural Tebeoesfera (ACyT) para que se encargaran del último capítulo de Historia de los Cómics en España que abarca desde el año 2000 hasta 2023. Pons cree que pensaron en ellos porque ambos llevan tiempo trabajando y estudiando el mundo de las historietas y especialmente la época moderna. Este período, según el crítico se caracteriza por los rápidos y contundentes cambios que se sucedieron en apenas dos décadas con el paso de unos formatos homogeneizados en revistas o comics books a la liberación total del mercado. Y ahí entraría la irrupción del manga, del webtoon, un tipo de tebeo diseñado para ser leído en dispositivos móviles  y de la novela gráfica. El propio estudioso resume cuáles han sido las principales constantes de este período . 

 

-Pues pasamos de un mercado muy endogámico en el sentido de que hasta entonces contábamos con editoriales que sólo publicaban lo que se vendía en librerías, a uno mucho más amplio donde no se dedican solo a este tipo de publicaciones si no que surgen grandes sellos que trabajan junto con microeditoriales. Avanzamos en una línea más generalista que especializada y que por lo tanto se abre a más público.

 

-¿Cuáles serían las razones?

 

-Son variadas. La aparición del manga ha ampliado muchísimo el abanico de lectores, lo que me parece un factor fundamental y también está la mayor apreciación social que ha tenido lugar por el apoyo institucional al tebeo. 

-Comparado con épocas anteriores ¿se podría decir que ha habido más cambios que en otros momentos, como por ejemplo durante el franquismo, con la desaparición de la censura y todo lo que trajo consigo, o es similar?

 

-A ver, cada época tiene su propio contexto, no creo que se pueda comparar un momento complicado y difícil como fue la Transición y el paso de la dictadura a la democracia, no sólo desde el punto de vista político sino también socioeconómico, con el que hemos vivido en los últimos años. Son épocas totalmente diferentes y las temáticas han cambiado porque también lo han hecho los momentos. Estamos hablando de medio siglo de diferencia, con lo cual creo que la comparación no es posible porque son contextos y realidades muy distintas. Evidentemente aquellos años son los cimientos de lo que vino después pero veo poco margen para la comparación. 

 

-Quizás la gran novedad haya sido la consolidación del manga como fenómeno que se había venido gestando desde años anteriores pero que es ahora cuando realmente explota.

 

-Creo que el concepto de novela gráfica también supuso una innovación en el formato de consumo que fue importante y está relacionado con otras que se producen en la sociedad en general donde surge una cultura de la inmediatez. La tradición del cómic por entregas desaparece porque el lector demanda un consumo inmediato y eso lo aporta la novela gráfica. 

 

-¿Y el manga?

 

-Es el gran protagonista y sin duda trajo consigo un cambio radical en cuanto a que capta a un gran número de lectores jóvenes y por lo tanto controla casi totalmente el mercado. Así que sin duda tiene un papel principal pero no debemos olvidar que también ha habido otros cambios que han abierto el abanico de temáticas nuevas y la concepción que hay en la sociedad sobre el cómic. 

 

-Da la impresión de que a muchos autores la irrupción del manga los cogió con el pie cambiado, de una forma bastante sorpresiva y quedaron un poco descolocados, por lo menos al principio.

-No lo veo así, en cuanto que estamos hablando de un género que es el que más vende en este momento, con lo cual es difícil hablar de que los haya cogido con el pie cambiado cuando en realidad ha supuesto un éxito económico. Más bien me parece que ha habido editoriales que han sabido gestionar mejor o peor este tipo de colecciones, algunas pioneras y a las que luego tras el éxito les siguieron otras, incluidas Planeta o Norma o pequeñas como Milky Way. Es cierto que no todas supieron moverse bien en medio de este fenómeno y en su momento se quisieron subir sin suerte al carro pero muchas otras sí y esa es una de las claves del éxito del manga. 

 

-¿Pero entonces cree que los autores españoles también lo acogieron con el mismo entusiasmo?

 

-Bueno, estamos hablando de un género japonés, no español, con lo que sí es verdad que ha existido una mirada un poco más escéptica en el hecho de que evidentemente se comió un mercado propio pero que en realidad ya lo había devorado antes el cómic americano. Es decir, el gran momento del cómic español que fueron los años ochenta, desapareció con la llegada del manga y se vio recluido a pequeños ámbitos más cercanos, de manera que hoy está muy reducido a un nicho de un 14%, quitando el éxito de un Paco Roca, por ejemplo. A lo que se unirían aspectos como que el lector español siempre ha sido muy de evitar el producto nacional. 

 

-¿Y estos autores más escépticos cómo tuvieron que hacer frente a la avalancha del manga?

 

-Algunos simplemente no han podido luchar contra este fenómeno pero también es verdad que se ha creado un manga hecho en España y ahí tenemos la revista Panini Manga demostrando que aquí existe un mercado, dibujantes que están teniendo éxito y bastante reconocimiento como Kenny Ruiz que ha trabajado directamente para Japón, ni más ni menos. Y luego tenemos también a Ana Oncina, con bastante éxito y prueba de que estamos ante un estilo que ha sido adoptado por creadores españoles. Después está el gran nicho de mercado que son los webtoons, una importante novedad que es un estilo claramente inspirado en Japón. Pero evidentemente a pesar del éxito del manga no todos los autores están obligados a seguirlo, cada uno es absoluta y afortunadamente libre para cultivar el estilo que quiera. No creo que los autores españoles lo vean como algo especialmente negativo, de hecho la mayoría lo tienen como su gran referente aunque es evidente que la enorme aceptación y proliferación de este género resta posibilidades y oportunidades a autores nacionales. 

 

-Ustedes dicen en el libro que los efectos de la crisis de 2008 acabó afectando al cómic pero que las consecuencias no se percibieron hasta unos años después.

 

-Sí, esa es una característica del cómic porque es un sector completamente endogámico que siempre ha estado un tanto alejado de las inercias del mercado editorial global. La crisis de 2008 nos trajo dos realidades. La buena es que cuando irrumpió el cómic ya estaba totalmente integrado en el mercado editorial como una oferta más y la mala que se contagió de la recesión, un poco más tarde, pero de una manera muy importante. 

 

-Sin pensarlo demasiado ¿qué autor y obra se le viene primero a la cabeza como los principales de este período?

 

-Creo que en el siglo XXI hay un autor que ha revolucionado completamente la realidad del cómic como es Paco Roca, sobretodo con Arrugas, hasta el punto de que no me atrevo a decir si esta obra fue un éxito porque recibió el Premio Nacional o el Premio Nacional consiguió trascender gracias a Arrugas. Este trabajo obtuvo una proyección mediática muy por encima del propio galardón y la razón por la que fue instituido, dándole una visibilidad y peso que hasta entonces no había tenido. A partir de aquí sus obras de forma sistemática han sido éxitos de ventas y demostrado que un autor de cómic puede alcanzar un importante prestigio cultural y social. De hecho, pienso que cualquiera de las obras que ha publicado Paco Roca han sido fundamentales.

 

-¿Algún autor más?

 

-Este período se caracteriza por la convivencia de  autores clásicos de los ochenta como Carlos Jiménez, Daniel Torres o Ana Millares, con gente muy joven que rompe las normas y se me vienen a la cabeza, Magius que obtiene el Premio Nacional con Primavera en Madrid, una obra provocadora y atrevida. Otra característica de este período es sin duda la diversidad pero también la precariedad porque el aumento espectacular de títulos no va a acompañado de grandes tiradas y por lo tanto las ventas son reducidas. Pero sí, efectivamente la figura de Paco Roca ha sido proverbial a la hora de consolidar la revolución del cómic en España. 

 

-Supongo que otro factor decisivo habrá sido la irrupción de internet con el consiguiente riesgo de piratería.

 

-No está claro hasta qué punto la piratería afecta al cómic. Esta es una discusión abierta, porque el que piratea una obra, lo más seguro es que no tenía la intención de comprarla, así que resulta imposible concretar si efectivamente supone un factor de choque importante en la pérdida de unos ingresos que de cualquier manera nunca iban a existir. Es una discusión bizantina porque no hay evidencias, ni datos, ni posibilidad de conseguirlos para llegar a una conclusión más o menos definitiva. Lo cierto es que internet sí nos ha traído una mayor visibilidad de los títulos lo que favorece a gran cantidad de autores y por ejemplo abre muchas posibilidades de autoedición a un cómic alternativo que de lo contrario no podría existir. Así que internet les da fuerza, opciones e incluso modelos económicos como el crowdfunding y luego por otro lado nos ha traído a empresas como Amazon, con las amplias posibilidades que tiene de ventas. Pero en realidad el cómic digital no ha tenido éxito mientras que sí estamos viendo el amanecer de la época del webtoon que está triunfando de forma radical entre la gente más joven. Es muy difícil atisbar el futuro pero creo que internet en ese sentido ha tenido sus cosas buenas y malas y en general ha sido un factor más en los cambios que se han producido. 

 

-Otro aspecto que ustedes subrayan de esta época es que por primera vez existe un apoyo desde las instituciones. 

 

-Eso ha sido fundamental. Como escribimos Ibarra y yo en el libro la aparición del Premio Nacional ha sido un factor crítico porque ha abierto el cómic a los medios de comunicación y esa visión peyorativa que existía desde la prensa desapareció de un plumazo. De golpe y porrazo el cómic entró en el grupo de las Bellas Artes y por consiguiente accedió a los museos, como ha ocurrido en Valencia, con el Reina Sofía de Madrid, el Nacional del Arte de Barcelona o el José Guerrero de Granada. También llegó a las universidades con hasta cinco cátedras especializadas que han roto ese muro que estaba presente y permitido la creación de academias, congresos, cursos o jornadas de una forma natural. Por lo tanto creo que sí, efectivamente el apoyo institucional ha sido fundamental y prueba de ello es la creación de la Dirección General del Libro, Cómics y Bibliotecas, lo que supone un reconocimiento importantísimo. 

 

-Algunos autores y lectores lamentan la poca variedad de temáticas que existen. Por ejemplo, que casi siempre las obras giran en torno a la Memoria Histórica, franquicias de superhéroes o aspectos autobiográficos. 

 

-A mí ese tipo de afirmaciones lo único que me hace pensar es que quien lo dice no se ha preocupado en mirar las estadísticas del mercado y comprobar como cada año salen a la calle unas 4.500 obras, con lo cual se supone que alguna variedad temática habrá. Deberían publicarse muchísimas más obras sobre la Memoria Histórica porque se trata de una época importantísima y si se comparan con los libros, cómics o películas que sacan los americanos de su guerra civil o la mundial nos quedamos en una absoluta ridiculez. Aquí aparecen unos cuantos cómics y da la impresión de que son una especie de avalancha, lo que considero una crítica política muy sesgada, por lo visto hay gente a la que le molesta que se hablen de determinados episodios. Como mucho de los 4.500 cómics editados al año apenas diez son de esa temática, un porcentaje absolutamente ridículo. 

 

-Pero sí es cierto que el manga tiene una mayor diversidad temática. 

 

-Sí, es aplastante. 

 

-¿Y en cuanto al cómic de aspectos biográficos?

 

-Pienso que el cómic es un medio que ha favorecido este género y en algunos casos hay variantes muy interesantes pero de nuevo con las estadísticas en las manos apenas serían cincuenta al año. Así que decir que la memoria histórica o la novela biográfica son mayoritarias en nuestro mercado no sólo me parece una afirmación falsa sino además propia de ignorantes, de no entender la riqueza que tiene el mercado en este momento. 

 

-¿Y de qué forma valoran la supervivencia de revistas como El Jueves en este período?

 

-Más que de supervivencia se podría hablar de milagro en un momento en el que el formato revista desaparece por un cambio en el modelo, porque ya no estamos acostumbrados a las entregas por fascículos infinitos, sino que queremos consumo rápido e inmediato. Incluso pretendemos ver las series de televisión de golpe en un día, una costumbre que ha contagiado al formato revista. A esto hay que añadirle que ya se han perdido a marchas forzadas las ventas en los kioscos y de hecho han desaparecido los propios kioscos, con lo cual directamente no tienes ya posibilidades de comprarlas. Por eso lo de El Jueves es milagroso y el paso a mensual parece que les funciona bastante bien porque amplía sus posibilidades de limitarse a estar únicamente presentes en los kioscos. Así que se han adecuado a los cambios sociales y socioculturales de la industria y ya que desaparecen los puntos de venta tradicionales pues habrá que buscar otras alternativas. Además, El Jueves tiene un punto muy a favor suyo como es que al público español siempre le ha gustado la sátira y al parecer todavía le sigue gustando. Así que el hecho de que siga publicándose y resistiendo es algo que realmente debemos celebrar.

 

-¿Y cómo diría que ha sobrevivido, si lo ha hecho, toda aquella cultura del underground barcelonés de los setenta que luego continuó en los ochenta en Madrid con la movida?

 

-En Barcelona creo que sigue existiendo esa cultura pero que se ha trasladado al cine y que nunca se ha perdido esa capacidad de provocación, de alejarse de la norma y de ir contra la cultura mutando en diferentes formas. Ahí tenemos a autores como Rosa Codina o Don Rogelio que siguen manteniendo una esencia que, bajo mi punto de vista, no se ha perdido en absoluto. Que en los ochenta el underground se plasmara en revistas deberíamos pensar que es una especie de anomalía porque realmente es un género que vive en lo alternativo, en los mercados alejados de lo establecido, con lo cual el fanzine es su lugar natural y al que ahora ha vuelto con muchísima fuerza. Pero en aquellos años se dieron una especie de circunstancias y salieron publicaciones que tuvieron mucho éxito como El Víbora o Star.

 

-Por la fecha de publicación no pudieron incluir al Libro Blanco del Cómic pero supongo que lo conocerá. ¿Cuál es su opinión y si le parece que refleja los años que estudiaron y que coinciden con los de su trabajo?

 

-Creo que es una oportunidad perdida, sinceramente, porque no aporta datos económicos del sector, sino algunos proyectados que no nos permiten conocer la realidad. Contiene conclusiones interesantes como es constatar la precariedad de los autores, algo que ya conocíamos previamente, pero que no podemos contextualizar con esos datos. Si no sabemos cuáles son las tiradas, entonces es imposible conocer la realidad de la industria por lo que el análisis se queda cojo y no nos ayuda a concretar las razones que se esconden detrás de la precariedad. A estas alturas seguimos sin saber si es a causa de la situación de la industria o por un maltrato sistemático al autor. Cualquiera de las dos opciones son posibles y resulta difícil tomar medidas si no conocemos las causas. Es bien conocida la precariedad de los creadores como una realidad manifiesta y constante, todos sabemos que la posibilidad de que puedan vivir de sus obras es una utopía. ¿Y cuál es la razón? Pues porque las editoriales no promueven las obras, maltratan a los autores y prefieren ventas rápidas antes que apostar por la promoción. Es muy difícil curar a un enfermo si no conocemos realmente cuál es su enfermedad.