Entrevista de la dibujante Irene Márquez

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18 de mayo 2025

IRENE MÁRQUEZ, humorista gráfica. 

 

“La sátira levanta más ampollas que el humor negro”

 

“Mi vida es demasiado aburrida como para hacer un comic”

 

“Odio a los turistas, es como si invadieran las ciudades, ni siquiera me gusta viajar”

 

Noé Ramón 

 

De la dibujante Irene Márquez podrán decir casi todo menos que su trabajo pasa desapercibido y no resulta, como mínimo, chocante. La historietista carga con el sanbenito de hacer humor negro, lo que tampoco es tan descabellado cuando se leen sus particulares cómics, tirando a lo bestia.

 

Esta atípica dibujante, nació en la ciudad castellana de Valdepeñas en 1990 y en 2017 dio un salto profesional indudable cuando fue fichada por la legendaria revista El Jueves, publicación superviviente, en constante renovación y ejemplo de eso que hoy llaman resilencia. En 2020 publicó Esto no está bien, lo que ya era una declaración de intenciones y ahora hace poco más de un mes ha salido a la luz, La Muerte de Irene Márquez, un título no menos explícito en el que recopila historias sobre un asunto tabú, llamado de forma eufemística “pasar a mejor vida”. Ella nos explica la forma en la que se gestó su fichaje en El Jueves.

 

-Entré porque llevaba un año haciendo humor gráfico para mis redes sociales, con la intención de poder vivir del dibujo algún día. Cuando vi que tenía suficiente material, envié una muestra a la revista. Les gustó, me hicieron mi primer encargo, y hasta hoy. 

 

-¿Cómo ves la situación de esta revista que hasta ahora ha sobrevivido a todas las crisis habidas y por haber en el sector?

 

  -Actualmente El Jueves ha pasado de ser semanal a mensual. Esto nos ha liberado mucho de la presión que provoca la actualidad, de la obligación de tratar asuntos candentes. Estamos todos encantados. Ahora podemos hacer un número sobre el Vaticano, por la muerte del Papa, pero también sacar otro sobre videojuegos, con total libertad. Antes era imposible porque estabas más esclavizada por la actualidad.

 

-A ti siempre te han encuadrado en el humor negro, un estilo no muy habitual en el panorama nacional del cómic. ¿Tienes algún tipo de límite? ¿Crees que el humor debe tenerlos?

 

-Sí, creo que existen límites en el humor. Además, como autora, trabajar con límites me ayuda. Creo que se puede hablar de cualquier cosa pero controlando lo que dices. Yo tengo mis valores, que son los que actúan como límite cuando trabajo. Por ejemplo, nunca se me ocurriría hacer chistes sobre una enfermedad como el cáncer que causa tanto dolor. 

 

-¿Tienes más críticas de lo habitual en otros dibujantes o muchos haters? ¿Te has arrepentido alguna vez de haber publicado algo?

 

-Con mis tiras y páginas de Te Has Pasado, no. Aunque pueda parecer raro el contenido que más ampollas levanta no es el humor negro, sino la sátira. Abordar temas de actualidad política o social desde un punto de vista burlón es mucho más hiriente que dibujar a un personaje anónimo que va caminando por la calle y al que alguien le mete un puñetazo sin previo aviso. Nadie se siente identificado con ese personaje, pero la gente tiene poco margen de tolerancia si tocas sus ideas. He tenido problemas pero con algunos personajes públicos a los que he dibujado de una forma satírica. Y en cuanto a haters, alguno hay por ahí. 

 

-¿Cómo definirías tu último trabajo La Muerte de Irene Álvarez?

 

-No es una recopilación, en el sentido de que haya juntado material publicado para hacer un cómic. Son historias cortas, la mayoría inéditas y más bien diría que es un conjunto de relatos de distinta extensión, que tienen como asunto común la muerte, con diferentes personajes, estilos y géneros. 

 

-Entre tus trabajos hay uno que llama la atención, como es tu propia visión de Rue del 13 Percebe de Francisco Ibáñez.

 

-Es curioso que lo nombres. Ese fue un encargo particular. Me pidieron que hiciera una versión propia de 13 Rue del Percebe. Tuve que llevar a cabo una mini investigación sobre estas historietas de Ibáñez, porque yo no he  sido lectora de sus cómics, en realidad de pequeña no los leía en absoluto aunque estaba dibujando todo el tiempo. Por eso tenía que encontrar la voz desde la que escribir a sus personajes. También hay mucho de mí en ellos, porque la historia gira alrededor de un suceso bastante negro: una mujer se ha tirado al vacío desde la azotea del edificio, y todos los personajes conversan y actúan en torno a lo que ha ocurrido. No soy una gran fan de Ibáñez pero admiro la capacidad de trabajo que tenía.

 

-¿Cuál dirías que es la situación en estos momentos del cómic? En la actualidad parece que las temáticas están muy centradas en cuestiones como la memoria histórica, defensa de minorías, superhéroes o relatos autobiográficos. ¿Con cuál te identificas?

 

-Cuando hago cómics, intento tocar los temas que más me atraen a mí. Veo normal y natural que muchos artistas sientan interés por los superhéroes o distintos episodios de la Guerra Civil Española o la Segunda Guerra Mundial, quizás sean algunos de los asuntos más populares hoy en día. Por ahora yo no he sentido interés alguno en tratarlos pero estoy segura de que los artistas que los trabajan sienten que están haciendo algo propio y personal y los respeto. Pero la verdad es que a mí no me interesa nada la guerra civil.

 

-Tampoco te atraen las cuestiones autobiográficas.

 

-No me gusta tratar el género autobiográfico, he leído muchos tebeos de ese tipo y algunos de mis cómics favoritos se puede decir que son de ese género. Me parece que hay cómics muy buenos en ese tipo pero mi vida es demasiado aburrida como para inspirarme a hacer un  cómic.

 

-A veces se te ha criticado por no defender causas sociales, incluso hacer bromas sobre las minorías y tampoco posicionarte políticamente. 

 

-No creo que se me pueda juzgar desde ese punto de vista, lo que yo hago es distinto. Creo que se puede hacer humor de las minorías de forma diferente.

 

-Está claro que hablar de un asunto casi prohibido como la muerte ya significa un posicionamiento. ¿Cuáles han sido tus principales influencias?

 

-Me influye mucho el cómic underground americano: Daniel Clowes, Chester Brown, Charles  Burns… 

 

-¿De donde sacas esas historias y las imágenes que desde luego resultan tan impactantes?

 

-Es una pregunta que me hacen mucho, pero no sé qué contestar. Supongo que siempre te influye lo que te rodea, hablas de lo que conoces en los términos que manejas. Pillas referencias de aquí y de allí. De la familia, los amigos, el cine, los libros y cómics, las historias que te cuentan, las noticias… A veces eres muy consciente de por qué se te ocurren las cosas, porque salen a partir de algo concreto, pero la mayor parte de las veces, vete a saber…

 

-Con una visión tan dura de la realidad no sé si el dibujo te servirá como una vía de escape o una terapia. 

 

-Pues la verdad es que nunca he visto el dibujo como una terapia.

 

-Una pregunta que no está relacionada con los cómics pero sí con la actualidad. No sé si sabes que ahora mismo en Canarias hay un debate muy fuerte sobre el modelo de turismo. Tu viviste en Granada, a donde también llegan miles de visitantes y ahora te has marchado a un pueblo pequeño. ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Tuvo algo que ver tu cambio de residencia con la saturación turística?

 

-No soy la persona más adecuada para hablar de ese tema porque solo soy una dibujante. Pero personalmente detesto el turismo masivo, ni siquiera me gusta demasiado viajar. Cuando vives en una ciudad turística como me ocurrió en Granada acabas por cogerle manía, ves como los turistas invaden la ciudad y sin duda es lo que peor llevaba de vivir allí. Sé que no es un turismo como el de Canarias pero lo odio.

 

-¿Se te ocurre alguna solución?

 

-Pues no, no es mi papel. Recuerdo como cuando en los años noventa la gente no tenía esa obsesión por viajar y menos hacerlo de la forma que lo hacen ahora. Pero ya digo, personalmente ni siquiera tengo demasiado interés en conocer Thailandia.