Fundación Canaria Cine + Cómics  entrevista al historietista, Quique Palomo, autor junto con el historiador, Ian Gibson de una novela gráfica sobre la vida del pintor Salvador Dalí.

Screenshot_20250713_125659_Instagram

20 de julio 2025

QUIQUE PALOMO, historietista: 

 

“¿Mi impresión de Dalí? Pues que era una persona que llevaba una máscara encima de la otra y tienes que irlas retirando poco a poco”

 

“Ian y yo hicimos un esfuerzo para entender la mecánica de trabajo de cada uno y a partir de ahí no hubo problemas”

 

“Resultó muy complicado acercarse a la figura de Dalí y saber lo que realmente pensaba porque miente muchísimo”

 

“Más que franquista diría que Dalí en realidad fue adaptativo”

 

“En alguna entrevista dijo que si no hubiera sido por Gala habría acabado cubierto de piojos como vaticinó su padre”

 

“Sus declaraciones sobre que se deberían fusilar a más etarras me parecen inadmisibles, creo que se le fue la olla”

 

Noé Ramón 

 

La novela gráfica La vida incombustible de Salvador Dalí firmada por el historiador Ian Gibson y el dibujante Quique Palomo implica un giro significativo frente a las anteriores biografías que elaboraron en cómic sobre Federico García Lorca, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Miguel Hernández. Autores disidentes del franquismo hasta el punto de haberse exiliado en el mejor de los casos o directamente ser fusilado como le ocurrió al poeta granadino. Ahora por el contrario relatan la vida de un genio que se puso del lado de la dictadura, lo que en el caso de artistas en realidad apolíticos suele deberse a ganas de llamar la atención, trepar, lanzar boutades o directamente delirio senil. En realidad nada de esto necesitaba Dalí para pasar a la posteridad y la prueba es que al final no se le ha tenido muy en cuenta a la hora de valorar su obra. La novela gráfica recién editada es un trabajo, que cuenta con la sólida documentación que aporta la colaboración de Gibson y un formato muy novedoso que mezcla dibujos con fotografías y recortes de periódicos de la mano de Palomo. 

Este dibujante lleva 34 años dedicado a la ilustración de forma profesional y se ha dado a conocer gracias a las colaboraciones con el historiador sobre los artistas españoles malditos. Un punto y aparte es el caso de Dalí, al que le viene mejor el calificativo de “extravagante” y en el que utilizaron un formato más libre, casi caótico y un relato no del todo lineal como demanda el personaje. 

 

Palomo vivió en Chile y allí hizo un cómic titulado El Golpe sobre Salvador Allende y su abrupto final. Volvió a España y comenzó esta fructífera colaboración con Gibson, primero sobre Lorca, poeta favorito del investigador y a partir de ahí surgieron los demás trabajos. El dibujante explica cómo se gestó el encuentro con el historiador inglés nacionalizado español, una especie de exilio inverso al de los artistas sobre los que escribió su vida. 

-Nos conocimos por medio de mi mujer, Andrea Pacheco que colaboraba en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, donde había una profesora llamada Aurora Polanco. Un día durante una conversación cotidiana le dijo que conocía a una persona que quería poner en marcha la adaptación a cómics de textos literarios. Así que nos pusimos en contacto, le presenté mi trabajo, sobre todo El Golpe, y se planteó que la primera colaboración fuera sobre la biografía de Lorca que había publicado en 1985. Cuando me preguntaron qué me parecía la propuesta, le dije que era fantástica, que sería un tremendo honor trabajar con el principal biógrafo de Lorca. Nos conocimos y todo fue muy bien desde el principio.

 

-Me da la impresión de que Gibson debe ser bastante exigente. Y no es para menos dada la dificultad y minuciosidad de las investigaciones que tarda años en concluir. ¿Cómo logró pasar todo ese trabajo al formato de cómic con sus ventajas, una mayor difusión y desventajas, la simplificación? 

 

-Claro, él es muy exigente pero a la vez también lo suficientemente flexible como para poder hacer esta traslación de un formato al otro, de pasar un texto de 700 páginas a un lenguaje distinto como es el cómic que es más corto y tiene una mayor ligereza o agilidad a la hora de narrar. Una propuesta en la que se combinan las imágenes con los textos y diálogos que lógicamente no están en la obra original. Así que ambos tuvimos que ser flexibles para entender al otro, y aceptar que en el cómic desaparece mucha información porque la ofrecida por Gibson en sus textos es enorme, monumental. Debíamos asumir que no podemos ponerlo todo y a la vez ser lo suficientemente abiertos para comprender que son propuestas distintas. Hicimos un esfuerzo mutuo para ir entendiendo la mecánica de trabajo de ambos, establecer una metodología y a partir de ahí ya no hubo problemas. Siempre hemos colaborado muy bien.

 

-¿Gibson era aficionado a los cómics? ¿Solía leerlos?

 

       -En principio no pero ahora dice que ha aprendido mucho compartiendo este trabajo. La primera biografía de Lorca fue publicada cuando no existían redes sociales y la manera de leer ha cambiado mucho desde entonces, ahora todo es más rápido. Él entiende que la lectura de un cómic es mucho más fácil para mucha gente y eso tiene la ventaja de que más lectores se puedan acercar a su trabajo.

 

-Un punto en común que tienen los personajes sobre los que han trabajado es que estuvieron en la Residencia de Estudiantes en Madrid, incluido Dalí y Buñuel.

 

-Todos ellos son representantes de aquel gran momento de florecimiento pedagógico y cultural, de una apuesta. La institución libre de enseñanza hay que entenderla como parte del intento de revolución cultural y educativa que se convirtió en un referente en la España de la Segunda República. 

 

-Supongo que habrá sido importante contar con el apoyo de una editorial que haya querido apostar por estos proyectos como ha sido Planeta Cómic.

 

-Cuando se produjo el contacto con la editorial la respuesta fue positiva y enseguida nos pusimos en marcha. Su principal preocupación y donde más opinan era la portada, dado que supone el primer contacto de la obra con el público y luego ya en las páginas interiores tuvimos total libertad. 

 

-¿Y qué impresión sacaste de la figura de Dalí? ¿Cambió mucho a la que tenías antes de hacer la novela? En el cómic aparece cómo una persona muy controvertida, algo que es indudable. 

 

-Tras la experiencia anterior sobre los cuatro poetas me parecía más difícil hablar de Dalí que de Lorca o Machado, porque va en dirección totalmente opuesta. ¿Mi impresión de Dalí? Pues que es una persona que lleva una máscara encima de la otra y tú tienes que irlas retirándo poco a poco. De alguien invadido absolutamente por una vergüenza que carga desde pequeño y que ha encontrado en el arte y en el exhibicionismo una forma de expresarse y encubrir esa vergüenza. Resultó todo un problema acercarse a su figura y saber lo que realmente estaba pensando, porque es una persona controvertida que dice una cosa y al poco tiempo la contraria, que miente muchísimo. De hecho escribió una autobiografía que se publicó cuando estaba en Estados Unidos llamada La vida secreta de Salvador Dalí y la mitad de lo que dice es mentira, lo cual, curiosamente llegó a generar admiración. Algunas personas se preguntaban: “¿A quién se le ocurre escribir una autobiografía llena de mentiras?” La conclusión es que buscaba el éxito y se dio cuenta de que lo importante era que hablaran de él aunque tuviera que decir burradas, lo que ahora mismo es bastante común. Por eso decimos que es una especie de pionero del marketing y que si resucitara se quedaría sorprendido de hasta dónde han llegado los métodos que él comenzó a utilizar. Es una especie de maestro en esa estrategia. 

 

-¿Y cómo abordaron el espinoso asunto de su ideología franquista?

-Atendiendo a lo que opina el propio Gibson no creo que necesariamente deba ser calificado como franquista, sino más bien diría que fue adaptativo. En un momento dado él se habrá dicho a sí mismo algo así como: “Quiero volver a España, estar allí y que me vaya bien y si para eso tengo que aparentar ser franquista, pues lo aparento”. Conocer con toda seguridad lo que pensaba realmente es muy difícil porque como en todo lo demás siempre fue muy mentiroso.

-En el cómic hacen referencia a unas declaraciones muy bestias que hizo cuando tuvieron lugar las últimas ejecuciones del franquismo a unos etarras en las que decía que le parecían pocas, que debería haber más.

 

-Me parece que ahí se le fue un poco la olla. Esas declaraciones le trajeron muchísimos problemas. Está claro que son inadmisibles, una cosa es llamar la atención y otra decir cosas como éstas. 

 

-Está claro que este cómic supone una ruptura con los personajes anteriores de los que habían hablado, como Juan Ramón Jiménez, Lorca o Machado que eran de izquierdas y sufrieron las represalias de una dictadura que Dalí aplaudía. 

 

-Es una persona que se sale un poco de la línea pero no pasa nada y al contrario me parece interesante. Ahora se está hablando mucho de un concepto llamado automitología, de como cada uno hacemos un mito de nosotros mismos a través de la tecnología que permite convertirnos en personajes. Y eso es lo que empezó a hacer Dalí hace muchísimo tiempo, sin necesidad de la tecnología. Me parece muy llamativo que la lectura de este cómic pueda  quedar asociada, no a una historia sino más bien al presente también. 

 

-¿Crees que este posicionamiento político ha tenido algún coste a la hora de valorar en la actualidad su obra? Por ejemplo, que cierta gente tenga miedo a defenderlo y otra directamente lo rechace. 

 

-Sí, al final hubo una falta de aprecio del mundo cultural, en ciertos círculos. Por ejemplo, en la novela decimos que siempre tuvo un enorme empeño en que se crease un museo teatro en Figueres y cuando fue inaugurado apenas acudieron figuras relevantes del mundo cultural, sólo políticos. Llegó un momento en que se convirtió en una especie de bufón y eso le vino bien a él para promocionarse y a ciertos medios de comunicación que estaban encantados con sus shows y apariciones. Los dos se quedaban contentos. Pero por supuesto hay una enorme parte del mundo cultural que no aprecia en absoluto a Dalí. Claro que sí, lo que pasa es que en los últimos años está siendo posible recuperarlo. Por ejemplo, en 2013 el Museo Reina Sofía hizo una exposición que ha sido la más visitada de toda su historia, así que finalmente sigue arrasando y teniendo mucha aceptación popular. Otra cosa es lo que ocurra entre algunos círculos culturales concretos. 

 

-Siempre se ha especulado mucho sobre la sexualidad del pintor. En la novela se hace referencia a que solía estar rodeado de efebos y su relación con la ambigua Amanda Lear.

 

-Sobre esos aspectos hablamos en la última parte pero lo hacemos muy rápidamente, más bien nos centramos en el Dalí que no era tan conocido, digamos el previo al de los grandes bigotes velazqueños, cuando eran más pequeños o ni siquiera los tenía. Decimos que estaba rodeado siempre de un séquito de gente muy atractiva, pero no recuerdo el término exacto que usamos.

 

-Me parece que decían “efebos”.

 

-Hablamos de ese aspecto y de personajes conocidos como la cantante Amanda Lear pero lo hacemos muy, muy por encima. En realidad contar lo que ocurría con todo ese séquito que estaba permanentemente a su alrededor para intentar sacarle algo, ocuparía un segundo libro.

 

-¿Y cómo abordan el no menos controvertido papel que tuvo Gala en su vida?

 

-Dalí dijo mil veces que ella fue quien puso en marcha todo su potencial. Gala lo introdujo en el círculo surrealista de París, donde ella destacaba y de su mano también llegó a Estados Unidos, a Nueva York y a partir de ese momento cada vez van obteniendo más éxito. Hablo ya en plural porque llegó un momento en el que los cuadros se firmaban como  Gala-Dalí y se convirtieron en una especie de entidad resultante de la suma de los dos. En alguna entrevista dijo que si no hubiera sido por su mujer habría acabado cubierto de piojos como vaticinó su padre. Gala era rusa y tenía una enorme fuerza y energía, lo que le permitió convertir a Dalí en alguien famoso en todo el mundo. En el cómic la representamos como un personaje misterioso, que viene desde un país que va muy por delante de España en todo, incluida la sexualidad. Cuando llega a la vida de Dalí y lo convierte en una estrella mundial, él no se puede creer la suerte que ha tenido. Es cierto que al final mantuvieron una vida muy distanciada el uno del otro. Gala se va a vivir al castillo de Púbol y de hecho para visitarla tenía que escribirle antes y recibir una invitación. Pasaron a ser dos vidas completamente independientes o al menos conectadas de otra forma. Lo que no quita que Gala hubiese sido en su momento un motor absoluto para la creatividad de Dalí y una buena acompañante. Fue una figura misteriosa de la que ni siquiera existe una sola entrevista. 

 

-En la promoción del libro se dice que al final hay una confesión que Dalí le hace a Gibson poco antes de morir y no sé si lo han utilizado como una especie de señuelo para despertar la curiosidad sobre la obra.

 

-No sé si ha existido una intención comercial. Yo más bien lo veo como una manera de cerrar el cómic, un capítulo que ya estaba en el trabajo original de Gibson y que es algo muy relevante para él porque fue el primer personaje al que pudo conocer en persona de todos sobre los que escribió. Por razones evidentes nunca pudo hablar ni conocer a Lorca ni a Machado o a Buñuel, pero a Dalí sí. Según Gibson después de que leyera la biografía que hizo sobre Lorca y ya era muy mayor, tiene la inquietud de aclarar alguna cosa con el autor y le pide a uno de sus acompañantes, porque él ya no podía vivir solo, que contacte con él porque tiene que decirle algo. Cuando recibe el recado Ian sale corriendo porque no se sabía cuánto tiempo iba seguir con vida, así que coge un avión en un viaje relámpago para escuchar lo que le quería decir. Dalí tenía la necesidad de expresarse sobre cuál fue su verdadera relación con Lorca y confesarle que mantuvieron una amistad muy apasionada, que él quería corresponderle carnalmente pero no se vio capaz de superar la limitación que tenía. Ese momento me parece de una ternura inmensa. Que alguien al que le queda muy poco de vida quiera confesar lo que tal vez sólo sea una aclaración de algo que ocurrió hace décadas y sin saber qué repercusión iba a tener. Me pareció algo muy veraz y visceral.

 

-¿Fue la única ocasión en la que hablaron?

 

-Sí, nada más fue un ratito aquella tarde. En el cómic he intentado recordar ese momento y recurrí al color rojo, aunque no sé si el entorno era así realmente. Él está al fondo de un pasillo sentado en un trono al final de una gran alfombra. Gibson me hizo algunas rectificaciones porque quería que hubiese una mayor perspectiva y generar la sensación que tuvo al recorrer la alfombra para llegar al protagonista, como él lo vivió. Me pareció muy interesante dibujar esas tres páginas en las que se refleja un momento con una visualidad diferente. 

 

-¿Esta obra ha supuesto algún cambio o novedad en tu manera de dibujar a como lo habías hecho anteriormente?

 

-Sí, desde luego ha habido varios cambios. No voy a decir que me haya transformado totalmente porque eso no es tan fácil pero sí existe una mayor diversidad. Creo que he pasado por cuatro etapas, entre algunas de las cuales sólo ha habido pequeñas variaciones y luego esta última que es muy diferente a las anteriores por el tratamiento del color. Está la incorporación del collage, de fotografías y recortes de periódicos y diría que todo es más desordenado, narrativamente por el hecho de que aparecen entrevistas sin un orden cronológico. Algo que teníamos previsto desde el principio, porque claro, hablamos de un personaje cuya historia se mueve más bien a base de flashazos. No es un relato lineal ni se sigue una lógica que lo haga previsible sino que está lleno de apariciones estelares, a través de esa facilidad que tenía para el humor, lo cómico y la excentricidad. Siempre se expresó de una forma muy recordable y nos parecía que ese era el camino a seguir para retratar su vida. Por supuesto, el texto original de la biografía es totalmente lineal cronológicamente pero en el cómic, Dalí nos ofrecía la posibilidad de romper de vez en cuando con ese orden. Estéticamente también hay una mayor diversidad, sin necesidad de justificarlo y darle coherencia permanente a todo porque el personaje invita precisamente a eso. 

 

-¿Cuánto tiempo les llevó hacer la novela gráfica? Supongo que como mínimo dos años.

 

-Más o menos dos años, lo que pasa es que no fueron meses seguidos, ni trabajamos siempre del mismo modo y hubo razones editoriales que nos retrasaron un poquito más. Pero bueno, lo que se dice trabajar puede haber sido un año y medio.

 

-Por lógica la próxima colaboración sería sobre la biografía de Buñuel. 

 

-Lo estamos pensando, no es nada seguro pero claro tiene relación con el grupo que estaba en aquella residencia de estudiantes, a lo que se une que Buñuel es otro de los personajes sobre los que Ian ha escrito una medio biografía, así que es una posibilidad. Buñuel supuso para mí una revolución pero todo depende también de los intereses que tenga la editorial, entre otras variables posibles. La verdad es que nos permitiría cerrar el círculo pero no hay nada decidido.