Gran Canaria impulsa Cyber-Resistance para frenar la violencia digital en la infancia
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Los niños y niñas acceden a los dispositivos digitales desde los 5 años
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Un estudio pionero revela cómo niñas y niños de primaria enfrentan riesgos digitales con escasa preparación familiar y educativa
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Las familias expresan preocupación ante contenidos sexistas, amenazas online y adicciones digitales, mientras demandan formación urgente
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El profesorado señala que la pandemia agravó la brecha digital y alerta sobre el uso incontrolado de dispositivos en entornos escolares
Las Palmas de Gran Canaria, 6 de junio de 2025 ¿Qué ven, viven y sufren los niños y niñas cuando navegan por internet? Esa es la pregunta que ha guiado Cyber-Resistance, una investigación pionera impulsada por la Universidad de Deusto y la asociación Opciónate de Gran Canaria. El proyecto se marca en la convocatoria estatal RETOS 2022 y cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España. Estíbaliz Linares Bahillo, profesora e investigadora de la Universidad de Deusto y Ana Lidia Fernández – Layos Fernández, investigadora de La universidad de Deusto y Directora de Opciónate son las encargadas de este estudio que ha sido presentado en el día de hoy en el Museo Élder de la capital grancanaria acompañadas de la concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Betsaida González y el director del Museo Elder, José Gilberto Moreno
El estudio, titulado Ante la tercera brecha digital de género y ciberviolencias en la infancia: coeducación, oportunidades y resistencias, se centra en la franja de edad de 6 a 12 años y pone el foco en cómo la digitalización temprana ha expuesto a niñas y niños a contenidos sexistas, acoso virtual, estereotipos y dinámicas de poder que perpetúan la desigualdad. El estudio realizado en centros de educación primaria de Gran Canaria y País Vasco, ha recogido las voces de 460 participantes, incluyendo alumnado, familias y profesorado. El objetivo: comprender cómo la infancia experimenta la tercera brecha digital de género y las ciberviolencias, cada vez más presentes desde edades tempranas.
“Los resultados son claros y preocupantes. Las niñas están expuestas a contenidos hipersexualizados, estereotipos de género y discursos machistas a través de redes sociales, música y videojuegos. La falta de una educación afectivo-sexual adecuada deja a muchos menores sin herramientas para identificar o protegerse de estos contenidos. Los niños, por su parte, acceden desde muy pequeños a modelos de masculinidad violenta y sexista”, indica la investigadora Fernández Layos. “Las familias, especialmente las madres, admiten sentirse desbordadas ante la velocidad del entorno digital. Un 80% aplica restricciones severas al uso de dispositivos, pero sin estrategias claras ni formación técnica. El miedo, la contradicción y la desinformación son sentimientos comunes en los hogares. Los padres, en muchas ocasiones, son más permisivos e introducen dispositivos y videojuegos en los hogares y comparten ocio on line con sus menores”.
El profesorado también advierte que el abuso de las tecnologías tras la pandemia ha deteriorado la atención, el comportamiento y la salud emocional del alumnado. La escuela ha integrado dispositivos sin formación adecuada ni modelo pedagógico claro, generando conflictos incluso dentro del horario escolar.
Ante este panorama, el informe reclama acciones inmediatas. Entre ellas, formación obligatoria en competencias digitales para familias y docentes, campañas de sensibilización con enfoque feminista e inclusivo, y políticas públicas que regulen el uso de tecnologías en contextos educativos.
Cyber-Resistance seguirá desarrollándose hasta 2026. Su meta es transformar la alarma en acción, proponiendo estrategias que protejan a la infancia y promuevan un entorno digital más justo, seguro y equitativo desde la escuela y el hogar.
Conclusiones
El mundo digital es un reflejo del mundo presencial y por tanto cuenta con una estructura patriarcal que perpetúan las diferencias y las discriminaciones entre los sexos y las violencias de carácter machista.
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Existe una brecha digital de conocimiento y habilidades en toda la comunidad educativa que se manifiesta en la carencias formativas y la falta de claridad y consenso.
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Las y los menores son conscientes de las mayoría de los peligros tanto del uso excesivo como del acceso a contenidos y videojuegos no adecuados para sus edades, pero no conocen o usan las herramientas necesarias para protegerse.
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Para poder avanzar en la protección de las y los menores y en la creación de un entorno digital igualitario y seguro, es necesario un pacto social.
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Otro reto que se plantea es garantizar la responsabilidad de las empresas que gestionan el mundo on line en la protección de las y los menores, un entorno social de tolerancia 0 a toda forma de violencia y machismo y la garantía de buen trato y protección en sus relaciones virtuales y presenciales.
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Para ello resulta imprescindible la apuesta por una ética digital desde el cuidado, la igualdad y la justicia, centrada en la responsabilidad del mundo adulto, hacia la protección de la infancia así como el empoderamiento de niñas y niños con pensamiento crítico e inteligencia emocional y social.