INVESTIGADORES DE LA ULL PARTICIPAN EN UN ESTUDIO SOBRE EL TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD OBSESIVO-COMPULSIVA
El trastorno de la personalidad obsesivo compulsiva (TPOC) es una condición mental que suele aparecer en la adolescencia o al inicio de la etapa adulta. Se estima que entre un 1,9% y un 7,8% de la población general está afectada por este trastorno complejo que se caracteriza por un perfeccionismo extremo, una necesidad excesiva de orden y rigidez con las normas, hasta el punto de afectar a la flexibilidad mental, la eficiencia en el día a día y la calidad de vida.
Pese a tratarse de un diagnóstico relativamente común, las bases neurales del TPOC han sido poco estudiadas, especialmente en comparación con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Por esto es de especial relevancia el estudio presentado en el artículo “Gray and white matter alterations in Obsessive-Compulsive Personality Disorder: a data fusion machine learning approach”, publicado recientemente en la revista Frontiers in Human Neuroscience y en el que participan los investigadores Wenceslao Peñate, Rosario J. Marrero, Teresa Olivares y Ascensión Fumero, del Departamento de Psicología Clínica, Psicobiología y Metodología y el Instituto Universitario de Neurociencia (IUNE) de la Universidad de La Laguna, junto con investigadores de la Universidad de Trento (Italia) y el investigador Francisco Rivero, de la Universidad Europea de Canarias.
El objetivo de este estudio era identificar los mecanismos neurobiológicos específicos que sustentan el TPOC y, de este modo, poder estipular intervenciones terapéuticas más precisas. Estudios previos de neuroimagen en personas diagnosticadas con este trastorno identificaban alteraciones en varias áreas del cerebro, como el cuerpo estriado y el córtex prefrontal. Además, estas investigaciones sugerían que el TPOC y el TOC compartían ciertas bases neurológicas, pero que también presentaban características distintas que explicarían diferencias entre ambos trastornos, como por qué el TPOC se manifiesta en patrones rígidos de la personalidad, si bien no conlleva compulsiones evidentes más características del TOC.
En este nuevo estudio se llevaron a cabo análisis de imágenes de la materia gris y blanca del cerebro de 30 individuos de Tenerife diagnosticados con TPOC, así como un número similar de participantes control. Para llevar a cabo este estudio, se utilizó una técnica de aprendizaje automático denominada análisis de componentes independientes en paralelo, o Parallel ICA. Esta herramienta permite analizar de forma conjunta distintos tipos de imágenes cerebrales, en este caso de materia gris y blanca, y detectar las redes cerebrales amplias activas en estado de reposo, identificando patrones y reduciendo la complejidad de la información.
De este modo, se pudo comprobar que varias regiones cerebrales vinculadas a la red neuronal por defecto (RND), presentaban alteraciones en personas aquejadas de este trastorno. En concreto, los resultados indicaron que dos redes de materia gris (GM-05 y GM-23), así como una red de materia blanca (WM-25) difieren entre ambos grupos.
El equipo de investigación señala que se trata de un hallazgo relevante, pues la RND está relacionada con el procesamiento de pensamientos internos y la regulación emocional, por lo que un funcionamiento anómalo de alguna de sus regiones puede condicionar la flexibilidad mental para el manejo saludable de las emociones y dificultar procedimientos terapéuticos.
Los resultados de este estudio abren nuevos horizontes para identificar biomarcadores que permitan un diagnóstico más preciso del TPOC. En sus conclusiones, el equipo responsable de la investigación sugiere que estos hallazgos podrían favorecer el desarrollo de técnicas de neuroestimulación dirigidas a las regiones cerebrales identificadas como disfuncionales. El objetivo sería aumentar la eficacia de los tratamientos actuales y abrir nuevas vías terapéuticas para trastornos como el TPOC, que se relacionan con alteraciones en el funcionamiento de redes neuronales clave.