LA OBLIGADA DIVERSIFICACIÓN ECONÓMICA CANARIA

imagen (1)

(Una historia de dependencia, oportunidades perdidas y pobreza estructural en Canarias)

En Canarias hemos vivido atrapados durante siglos en una fórmula repetida hasta el agotamiento, sustentar nuestra economía sobre un único pilar, sea agrícola, comercio, turismo)

A lo largo de nuestra historia, la apuesta por el monocultivo —primero agrícola y ahora turístico— no ha traído estabilidad ni una prosperidad duradera para la mayoría social. Al contrario, ha provocado una constante sucesión de ciclos de auge y caída, siempre acompañados de pobreza estructural, dependencia exterior y pérdida de oportunidades reales de desarrollo.

La historia lo demuestra. Cuando el vino canario conquistaba mercados británicos en el siglo XVII, el modelo parecía sólido, hasta que fue desplazado por otros caldos más competitivos. Luego llegaron la cochinilla, el plátano, el tomate, las papas… productos agrícolas que sustentaron breves periodos de bonanza, casi siempre al servicio de intereses externos, y cuyos beneficios raramente se tradujeron en mejoras estructurales para el Archipiélago.

El colapso de cada ciclo dejó tras de sí más desigualdad, desempleo y emigración.

Hoy es el turismo quien ocupa ese lugar. Representa más del 35% del PIB y genera empleo directo o indirecto a casi el 40% de la población activa.

A pesar del crecimiento económico en el PIB, la renta per cápita disminuye año tras año. El índice multifactorial de validad de vida nos sitúa a la cola dentro del Estado Español y de la Unión Europea. Así como el informe anual AROPE nos va sacando los colores con los datos de pobreza estructural.

El grueso de empleo que se crea es precario, temporal y difícilmente puede aportar mayor valor añadido o productividad, no olvidemos que el 60% del empleo anual creado es temporal, está mal remunerado, los salarios vuelven a caer un 6,8% y sin capacidad real de ahorro, sin oportunidad progreso social y no aporta estabilidad duradera. EL desempleo estructural se sitúa en 13.5%, de las tasas más altas de la Unión Europea

Más de 18 millones de turistas visitan cada año las Islas, pero el 70% de los beneficios no se queda aquí. Mientras tanto, Canarias sigue en los primeros puestos de pobreza del Estado y la UE con un 36,3% de la población está en riesgo de exclusión social, según los últimos datos del INE (2024).

En muchas islas, este porcentaje es aún mayor. A pesar del turismo de masas, el modelo no logra garantizar calidad de vida.

Frente a este fracaso repetido, urge abandonar el camino del monocultivo y apostar decididamente por una diversificación económica inteligente, conectada con las necesidades del presente y las oportunidades del futuro.

Existen sectores con potencial real para generar valor añadido, empleo más estable y mejor remunerado, sin destruir más territorio ni hipotecar las generaciones futuras.

Las industrias de transformación agroalimentarias, por ejemplo, ofrecen una doble ventaja, por una parte, revalorizan el sector primario y, por otra, permiten generar productos competitivos tanto para el mercado interior como para la exportación.

Canarias tiene potencial agrícola, saber hacer y denominaciones de origen que pueden transformarse en marcas reconocidas si se apuesta por la innovación, la formación y la inversión adecuada.

Otro eje estratégico a recuperar es el del comercio de reexportación hacia el continente africano.

Históricamente, los puertos canarios fueron centros logísticos y comerciales de primer orden, generando riqueza, empleo y un turismo comercial —procedente de África Occidental— que venía a comprar, a abastecerse y a dejar un impacto económico notable.

Hoy, con una África emergente y deseosa de intercambio, Canarias podría recuperar ese papel si se moderniza el concepto de puerto franco, adaptándolo al siglo XXI con infraestructuras logísticas, fiscales y digitales que faciliten el flujo de mercancías y servicios.

En esa misma línea, el Archipiélago puede posicionarse como un nodo estratégico para el desarrollo de servicios financieros, banca electrónica, seguros y tecnologías aplicadas a las finanzas, biotecnologías,……

Sectores que no requieren ocupación de suelo, pero sí talento, conectividad y seguridad jurídica. Son áreas capaces de generar empleo cualificado, retener profesionales y aportar estabilidad al conjunto de la economía.

Todo esto es posible si se actúa con visión. No se trata de sustituir el turismo, sino de reequilibrar el modelo económico de canarias.

Porque seguir creciendo únicamente en esa dirección no es sensato, pues el territorio es limitado, los recursos son frágiles, y la presión demográfica, el alza de precios y la saturación de servicios públicos ya son señales de un colapso en ciernes.

Canarias necesita construir un modelo económico que le permita vivir con equilibrio, dignidad, decidir con autonomía y ofrecer a su gente oportunidades reales de desarrollo.

Las bases existen. Lo que falta es voluntad política, planificación coherente y una ciudadanía que reclame con firmeza lo que le pertenece, el derecho a un futuro más justo, más equilibrado y verdaderamente canario.

Ahora conocemos un informe de la CEOE de Tenerife que aboga por proponer esta línea de diversificación con un supuesto plan a 15 años, cuando hace un año se mofaba de quienes veníamos defendiendo esta necesidad imperiosa.
Lo curioso es que ahora escuchan la canción de Bad Bunny y la comparación con Hawaii. En fin.

La CEOE no puede ignorar —salvo que pretenda soluciones parche con destino a ninguna parte— que el futuro de Canarias exige un cambio de modelo jurídico en su relación con la Unión Europea y con el Estado español.
Es imprescindible abandonar el estatus de Región Ultraperiférica (RUP) y avanzar hacia el de País y Territorio de Ultramar (PTU), lo que permitiría contemplar las necesarias excepciones dentro del marco constitucional y dotar al Archipiélago de mayores niveles de autogobierno y soberanía sobre sus propios recursos. Solo así podremos legislar desde Canarias para Canarias.
La reestructuración del Régimen Económico y Fiscal (REF) no puede seguir postergándose. Su modificación estructural es imprescindible, ya que ha fracasado en su función original. Una Hacienda Canaria propia e independiente debe ser una prioridad pues toda empresa que opere en el Archipiélago debe tributar aquí, y no en otras partes del Estado, como sigue ocurriendo hoy.
Este nuevo modelo de desarrollo económico debe ir necesariamente acompañado de la recuperación de competencias esenciales para nuestra economía.
Reclamamos la gestión directa de los puertos y aeropuertos canarios, junto con los recursos que generan, como fuente de ingresos para las arcas públicas del Archipiélago. Estas infraestructuras estratégicas no solo son claves para nuestra conectividad y desarrollo logístico, sino que también abren oportunidades si se implanta la quinta libertad aérea, que permitiría convertir Canarias en un verdadero hub intercontinental.
Esto generaría miles de empleos directos e indirectos y consolidaría una posición geoestratégica que hasta ahora ha sido desaprovechada por falta de visión política y ambición.
A esto se suma una demanda histórica, el reconocimiento de la soberanía del mar canario y la gestión directa de los recursos naturales y económicos que en él se generan. No podemos seguir permitiendo que nuestras aguas y riquezas marítimas sean administradas desde despachos lejanos, sin participación real del pueblo canario.
Nos parece también relevante subrayar la importancia de invertir en educación y formación como pilares fundamentales para el progreso de nuestra gente. Sin un pueblo formado, preparado y consciente, no hay transformación posible ni futuro sostenible para Canarias.
Nos sorprende ahora el giro de la CEOE de Tenerife, que pasa a apoyar medidas como la regulación de la residencia o la limitación en la venta de viviendas a foráneos. Lo lamentable es que, pese al dinero que dedican a estudios, su presidente aún desconozca que bajo el estatus RUP, dichas medidas no son viables jurídicamente.
Solo un cambio de marco legal podría permitir su aplicación real. Eso sí, al menos rectifican, aunque lo hagan después de haberse burlado públicamente de estas propuestas tras el 20A.
En todo caso, damos la bienvenida con cautela a cualquier paso que se encamine hacia un modelo canario más justo y sostenible. Pero estaremos vigilantes. Mucho nos tememos que este viraje no sea más que un lavado de imagen y un respaldo interesado al Gobierno de Clavijo, intentando vender el relato de que «CC lo está haciendo bien». Cuando lo cierto es que tanto Coalición Canaria como quienes ostentan el poder económico desde la CEOE y otras entidades empresariales son corresponsables de la actual situación socioeconómica de nuestro pueblo.
Pretenden gobernar en la sombra, sin pasar por las urnas, pero a la luz de la sociedad. Si lo van a hacer, que al menos lo hagan con coherencia.

Ricardo González Roca Fonteneau

Presidente del Grupo Canario de Opinión