LA ULL PARTICIPA EN UN ESTUDIO SOBRE LA INFLUENCIA DEL CLIMA Y LA BIOGEOGRAFÍA EN LAS COMUNIDADES AMAZIGH EN CANARIAS

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La investigadora Rosa Fregel Lorenzo, del área de Genética de la Universidad de La Laguna, participa en un estudio que analiza las trayectorias poblacionales de las comunidades amazigh, pueblos de origen bereber que habitaron el archipiélago canario entre los siglos I y XV d.C. El artículo publicado en Scientific Reports  ofrece una perspectiva única sobre cómo los factores ambientales, como las fluctuaciones climáticas y la biogeografía, influyeron en la evolución demográfica de estas comunidades, destacando el papel crucial de la diversidad ambiental y la adaptabilidad agrícola a la hora de hacer frente a los cambios climáticos.

Los resultados aportan datos valiosos sobre estas sociedades y su interacción con el medio que habitaron. El estudio, liderado por el investigador Jonathan Santana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ofrece nuevas perspectivas sobre las dinámicas que modelaron las diversas trayectorias poblacionales de los habitantes amazigh en las distintas islas del archipiélago, sugiriendo posibles vínculos entre las tendencias demográficas y los factores ambientales.

Según los autores, la combinación de pruebas arqueológicas detalladas con datos paleoclimáticos del Holoceno tardío, que abarca aproximadamente desde hace 4.200 años hasta la actualidad, puede ayudar a comprender mejor cómo los cambios climáticos y ambientales rápidos llevaron a transformaciones sociales, políticas y culturales en las sociedades humanas. Señalan además que esta interacción entre el clima y las sociedades humanas es particularmente notable en islas oceánicas, donde el aislamiento y la existencia de nichos ecológicos limitados crean entornos únicos. 

Este estudio se planteó con un enfoque multidimensional que permitiera profundizar en las relaciones entre la biogeografía insular, la diversidad genética de las distintas etnias presentes, las fluctuaciones climáticas y las tendencias demográficas a lo largo del extenso periodo analizado. Para ello, se recurrió al análisis de los resultados de dataciones radiocarbónicas, utilizadas como indicadores del tamaño poblacional. 

Este enfoque se basa en la premisa de que las poblaciones más grandes tienden a dejar más depósitos culturales, lo que genera un mayor número de muestras en los sitios arqueológicos. Las fluctuaciones observadas pueden interpretarse, por tanto, como indicativas de distintas fases de expansión y contracción demográfica. Se trata de un planteamiento que no había sido ampliamente utilizado en estudios similares en Canarias.

Mediante la datación por radiocarbono como indicador del tamaño poblacional, la investigación señala una relación recíproca entre las tendencias demográficas y los factores ambientales, destacando cómo las fases climáticas influyen en aspectos como la productividad agrícola y los patrones de asentamiento. 

Una de las principales conclusiones a las que llegaron los investigadores fue que la diversidad biogeográfica de Tenerife y Gran Canaria favoreció un crecimiento poblacional más sostenido, mientras que las islas con menor diversidad agrícola experimentaron un mayor impacto. Para los investigadores, esto demuestra el papel fundamental de la diversificación agrícola en el aumento de la resiliencia de las poblaciones ante los cambios ambientales, lo que a su vez fomentó la expansión demográfica.

Este estudio, en el que participan también investigadores de las universidades de Burgos, Málaga y Linköping (Suecia), destaca que el periodo de ocupación del archipiélago canario por las poblaciones amazigh ofrece una oportunidad única para estudiar la relación entre demografía y fluctuaciones climáticas rápidas durante los últimos dos milenios del Holoceno tardío. Los especialistas señalan que estas comunidades agrícolas se asentaron en islas ecológicamente diversas, lo que daría lugar a una notable heterogeneidad entre poblaciones en términos de estructura social, tamaño poblacional y estrategias de subsistencia.

A pesar de la resiliencia demostrada por estas comunidades para superar los desafíos impuestos por los cambios ambientales a lo largo de los siglos, la llegada de los europeos en los siglos XIV y XV d.C. marcó un punto de inflexión en su historia, desencadenando finalmente el colapso de las sociedades indígenas en Canarias.