No es política, es inmoralidad…

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¿En qué momento la mediocridad, la ignorancia, la ruindad y la bajeza moral se apropiaron del Congreso de los diputados? ¿En qué momento la mentira y el insulto dañino y ordinario empezaron a campar a sus anchas en el Parlamento y el Senado?…

 

¿Cuándo decidió la Derecha y la Ultraderecha rancia española que era «más rentable políticamente» la indignidad y el mal comportamiento que las ideas, los proyectos y los objetivos en defensa del bien común?. Respuesta: cuando vieron que a sus votantes les daba igual. Cuando vieron que el discurso de odio no solo funcionaba, sino que inoculaba miedo al «diferente»

 

¿Y quién es «diferente«? Pues todo aquel o aquella que no comulgue con los preceptos que ellos veneran: Todos y todas los que no sigan sus ideales xenófobosracistasmachistasclasistashomófobos, etc. Es decir, todos y todas los que no sean tan intolerantes como ellos mismos…

 

Si contemplamos sus declaraciones, sus comportamientos en el Congreso o en el Senado, sólo vemos modos groseros, conductas barriobajeras e indignas del cargo que ocupan como representantes de la ciudadanía. Ni el más mínimo proyecto de actuación de Gobierno si llegasen a ello. Sólo descalificaciones al Gobierno actual, insultos, y ansias de Poder. No Poder para apostar por el bienestar de la ciudadanía, sino para deshacer todo lo que no se ajuste a su ideario fascistoide

 

Ya han dejado claro que en el Estado español no hay una mínima diferencia entre la (teórica) Derecha y la Ultraderecha. ¿Por qué iba a haber diferencias si, al fin y al cabo, a diferencia de el resto de Europa, en España toda la Derecha es heredera del franquismo?…

 

Ya los unos no ocultan su intención de reducir el salario mínimo interprofesional, así como los otros anuncian su «deseo» de expulsar a ocho millones de inmigrantes. Y recordemos que tanto unos como otros votaron en su día en contra de el Ingreso Mínimo Vital, los Ertes, la Ley de Eutanasia, la subida de las pensiones, y todo aquello que suponga una mejora, un avance en los Derechos de la ciudadanía de a pie. Y es que, claro, ellos sólo «piensan» en la ciudadanía con chófer

 

Puntualicemos que Alberto Núñez Feijöo percibe anualmente 65.184€ como diputado, 54.600 como presidente del grupo parlamentario y una retribución «adicional» por parte del Partido Popular de 54.600€. Una suma de 177.000€ brutos anuales. Pero le parece un «aumento indiscriminado» que un trabajador o trabajadora cobre 1.184€ al mes…

 

En cuanto a la expulsión de los 8 millones de inmigrantes, ¿Han «pensado» en las gravísimas consecuencias que tendría esa medida, no sólo a nivel humano, sino a nivel económico? ¿O se trata sólo de emular a Donald Trump? Ese Trump que amenaza con aranceles a España y al que Santiago Abascal venera?…

 

Según el centro de análisis Funcas (fundación de las cajas de ahorro), “la inmigración aportó el 84% del crecimiento de la población española” desde 2022 como “el dato del año”. No olvidemos que son los inmigrantes los que hacen los trabajos duros y peor pagados, es decir: los que la mayoría de los españoles (incluídos los votantes de la derecha rancia española) no quieren hacer. El 27% de las personas que trabajan en la hostelería son inmigrantes. El 20% del personal de la construcción. El 25,5% de la agricultura. Trabajos que no encuentran mano de obra de nacionalidad española. Por no mencionar que una buena parte del sustento de las pensiones en las próximas décadas depende de ellos y ellas. Sin esos millones de migrantes haciendo el trabajo que los de aquí no quieren hacer, la economía entraría en recesión. ¿No han sido capaces de razonar (o al menos de intentarlo, no pidamos milagros) antes de soltar barbaridades como esa? ¿Veremos a Abascal currando para suplir alguno de esos puestos?…

 

El problema no es sólo que el Congreso y el Senado esté «ocupado» por tendereteros que no saben de lo que hablan. Gente sin formación ni capacidad de razonar. Gente que confunde cámaras que deberían divinizar y bendecir, con circos y tabernas de alcohólicos. Gente que se comporta peor en el Parlamento o el Senado que como lo haría en el bar mientras ve el fútbol y se echa cuatro copas de más. El Estado español no se merece una Derecha tan rancia. Una Derecha tan inmoral

Ángel Rivero García

www.encanarias.wordpress.com