Nueva Canarias avisa que la inacción del Gobierno de Canarias es el mejor caldo de cultivo para que crezca la turismofobia
26 de mayo 2025
El desarrollismo está teniendo graves consecuencias: permanentes atascos, saturación de los servicios públicos, crisis habitacional, deterioro del territorio y del medio ambiente
Desde las instituciones canarias se pueden establecer medidas para modular el crecimiento turístico y abordar el reto demográfico
Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc) considera que desde el autogobierno se pueden implementar medidas para avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible y puesto al servicio de quienes vivimos en Canarias. Entre otras, la moratoria al crecimiento de plazas turísticas y la ecotasa, así como actuaciones que posibiliten el acceso a la vivienda a las decenas de miles de familias que la precisan. Reivindicaciones que forman parte del núcleo de las protestas del 20 de abril de 2024 y de las más recientes del 18 de mayo, bajo el lema ‘Canarias tiene un límite’, que la organización canarista entiende que fueron un éxito, y que reclamaron soluciones ante graves problemas que el Gobierno de Canarias elude afrontar. La falta de actuación del Gobierno de Canarias ante esa realidad puede generar el mejor caldo de cultivo para que crezca la turismofobia.
En ese sentido, NC-bc afirma que no es casual que la manifestación más concurrida fuera, con diferencia, la de Tenerife. Una isla en la que su Cabildo viene apostando reiteradamente por un desarrollismo que tiene numerosos efectos negativos. Con tres millones de turistas anuales más que en Gran Canaria (y, pese a ello, con similares tasas de desempleo y semejante renta per cápita), un crecimiento poblacional que les acerca al millón de habitantes, varios macroproyectos turísticos en marcha o de infraestructuras muy cuestionables, como el puerto de Fonsalía.
Atascos y crisis habitacional
Un desarrollismo que se traduce en permanentes atascos en las carreteras, saturación de los servicios públicos, crisis habitacional, elevada demanda eléctrica y de agua, graves problemas de depuración de aguas en algunos municipios y contaminación de varias de sus playas. Lo que está llevando a un progresivo malestar de su población ante esta realidad en la que el modelo de desarrollo trae más inconvenientes que ventajas.
Ante ese panorama, que se repite con matices y niveles distintos en otras islas (los crecimientos poblacionales de las últimas décadas en Lanzarote y, especialmente, de Fuerteventura son completamente disparatados), decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas exigieron en las calles canarias soluciones reales a problemas estructurales que desde Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc) venimos denunciando desde hace años: la crisis habitacional, el turismo de masas insostenible, la precariedad laboral, el deterioro de los servicios públicos, la pérdida de identidad y el abandono del medio ambiente.
Para NC-bc estas soluciones pasan por la adopción de un conjunto de medidas. Entre las que concitan mayor consenso se encuentran la moratoria turística, estableciendo de manera transitoria hasta la definición y aplicación de nuevas medidas de contención del aumento poblacional, una limitación al crecimiento de plazas alojativas condicionado a las distintas realidades insulares en las islas turísticas; implantar una ecotasa finalista que paguen los no residentes por su estancia en los alojamientos turísticos y cuya recaudación se invierta en la rehabilitación de las infraestructuras públicas y la preservación de los recursos naturales; restringir la venta de viviendas a extranjeros no arraigados en las Islas; o la adecuada regulación del alquiler vacacional, diferenciando entre pequeños y grandes tenedores, lo que permitiría regular la actividad y evitar que las zonas residenciales se vuelvan turísticas.
La mayoría de esas medidas, justo las que tienen más impacto en la reorientación del modelo, se pueden y deben decidir en nuestras instituciones de autogobierno. Sin embargo, antes y después de las movilizaciones, el Gobierno de Canarias prefiere mirar para otro lado e insistir en un modelo desarrollista, insostenible y sin futuro.