Un Faro en Canarias: «Cronica Universalis», el manuscrito que reescribe la historia de la Cartografía.

PAGINAS DEL MANUSCRITO GALVANO FIAMMA

Por Alfonso Licata*
Después de dejar mi profesión de abogado en Italia y haberme mudado aquí, a las Islas Canarias, hace algunos años, me he dedicado con profunda pasión al estudio de su fascinante historia. Hay algo único en este archipiélago, que me cautivó desde el primer momento. Quizás sea también mérito de un compatriota mío, un italiano llamado Lanzarotto Malocello, quien en el lejano 1312 redescubrió estas tierras, ya conocidas en la antigüedad como las míticas «Islas Afortunadas». Fue precisamente él quien dio su nombre a una de las islas más icónicas, Lanzarote, un vínculo que aún hoy me fascina profundamente. Ha sido precisamente este lazo histórico, tan tangible y sin embargo tan a menudo subestimado, el que me impulsó a explorar a fondo cada matiz del pasado canario.
A menudo me he encontrado imaginando una época en la que gran parte del mundo estaba aún envuelta en el misterio. Un tiempo en el que los mapas no eran solo instrumentos de navegación, sino verdaderas obras de arte y cada nueva tierra descubierta tenía el poder de reescribir los propios límites del conocimiento humano. En este escenario fascinante, las Islas Canarias, este archipiélago volcánico frente a las costas africanas, siempre han representado para mí un enigma cautivador. Su posición al margen del mundo conocido las convertía en un punto de referencia crucial para los navegantes, pero también en un lugar cuya presencia en los mapas era a menudo incierta o incluso ausente.
Durante mucho tiempo, la historia del redescubrimiento de Canarias en la época medieval se me había presentado a través de lentes muy precisas, con un punto fijo universalmente aceptado: el portulano de Angelino Dulcert de 1339. Este mapa, con sus nombres reconocibles y su relativa claridad en la representación de las islas, era considerado por todos (y también por mí) la primera representación fiable del archipiélago después de la antigüedad. Recuerdo bien cómo en él la isla de Lanzarote estaba dibujada con una cruz de Génova, roja sobre fondo blanco, un símbolo que resaltaba su vínculo con las exploraciones italianas. Parecía marcar un momento clave, definitivo, en la historia de la cartografía náutica.
Pero entonces me pregunté: ¿qué pasaría si esta certeza, consolidada por años de estudios y aceptada como verdad irrefutable, fuera repentinamente puesta en tela de juicio? ¿Qué sucedería si un hallazgo inesperado nos obligara a reescribir una parte importante de esta historia, retrocediendo las manecillas del reloj del conocimiento geográfico casi treinta años?
En los últimos años, un descubrimiento increíble en el mundo de la historiografía ha sacudido los cimientos de mis (y nuestras) convicciones. Un antiguo manuscrito, que había permanecido oculto durante siglos, arroja ahora una luz completamente nueva sobre la verdadera datación del primer mapa que incluye Canarias. Para mí, ha sido un viaje emocionante reconocer el papel crucial de un cartógrafo genovés y de un texto que se creía perdido para siempre. Lo que estoy a punto de compartir es como un «faro» inesperado, la «Cronica Universalis», que está reescribiendo la historia de la cartografía náutica y, con ello, parte de la propia historia de las Islas Canarias. Hasta hace pocos años, el portulano de Angelino Dulcert de 1339 era universalmente reconocido como la primera carta náutica en representar las Islas Canarias de forma relativamente clara, con nombres reconocibles como «Insula Lanzarotus Marucellus», ligado a la expedición de Lanzarotto Malocello de 1312.
Sin embargo, estudios recientes, surgidos en particular entre 2018 y 2019, han desmantelado esta certeza. El descubrimiento y el análisis de un manuscrito inédito de Galvano Fiamma, un cronista dominico milanés del siglo XIV, titulado «Cronica universalis» (o «Cronica generalis sive universalis»), ha revolucionado los conocimientos existentes.
En su texto, Fiamma hace referencia a una obra del sacerdote cartógrafo Giovanni da Carignano: el «Tractatus de mappa Ianuensi quam composuit sacerdos Sancti Marchi de Ianua». Esta mención ha resultado crucial. Hasta ahora, la única citación de una obra escrita de Carignano era una breve referencia en el «Supplementum cronicarum» de Giacomo Filippo Foresti (1483). El manuscrito de Fiamma ha proporcionado una citación mucho más amplia, atestiguando la existencia de un verdadero tratado cartográfico perdido, que acompañaba o integraba su célebre carta náutica.
El «Tractatus» de Carignano, citado por Fiamma, contiene información inédita sobre la expedición de los hermanos Vivaldi de 1291 (un intento genovés de circunnavegar África para llegar a la India) y, sorprendentemente, sobre una embajada etíope que llegó a Occidente (quizás a Clemente V) alrededor de 1315. Estos detalles no solo iluminan eventos históricos poco documentados, sino que demuestran cómo el «Tractatus» no era solo una descripción del mapa, sino una fuente primaria de datos geográficos, confirmando el profundo interés y el conocimiento del Atlántico por parte de Carignano y su entorno.
Génova, en el apogeo de su poder marítimo en el siglo XIV, era una encrucijada de conocimientos geográficos, donde mercaderes y navegantes traían noticias de tierras lejanas. En este ambiente ferviente, la figura de Giovanni da Carignano se inserta como uno de los principales custodios y divulgadores de esta información. La pérdida tanto del «Tractatus» como del original del portulano de Carignano (este último destruido en un bombardeo en 1943) evidencia la fragilidad del patrimonio histórico y la fortuna de hallazgos como la «Cronica universalis» de Fiamma, que nos permiten reconstruir piezas de historia que de otro modo se habrían perdido.
La referencia a la embajada etíope de 1315 ha llevado a los estudiosos a reconsiderar la datación del portulano de Carignano. Si el tratado mencionaba eventos de alrededor de 1315, es muy probable que también el portulano estrechamente relacionado con él hubiera sido realizado en un período no demasiado distante, justificando una datación alrededor de 1312 o 1313.
Esta nueva datación sitúa el portulano de Carignano unos 26-27 años antes que el de Dulcert, convirtiéndolo en el documento cartográfico más antiguo conocido que incluye las islas atlánticas. A pesar de que el original se perdió en 1943, las fotografías supervivientes, reinterpretadas a la luz de las nuevas dataciones y del contenido del «Tractatus» (que habla de islas atlánticas), sugieren fuertemente la presencia de una o más islas en la posición de Canarias, a menudo identificada como Lanzarote.
El análisis en profundidad de estas reproducciones fotográficas en blanco y negro, unido a la información del «Tractatus», ha llevado a muchos estudiosos a concluir que las Canarias estaban efectivamente dibujadas. Ya no es una mera especulación, sino una deducción basada en indicios concretos, aun reconociendo la pérdida del original. La posición y el contexto se consideran suficientes, incluso sin topónimos explícitos en las fotos.
El «Tractatus» funcionaba como una obra explicativa o comentario a la «Mappa Ianuensi», recopilando información geográfica y náutica de marineros, exploradores y viajeros genoveses. En él, Carignano mencionaba la presencia de «pequeñas islas» en el Océano Atlántico frente a las costas africanas. Aunque no las nombraba explícitamente en el pasaje citado por Fiamma, su posición y el vínculo con las rutas oceánicas y las expediciones como la de los Vivaldi indican claramente que se refería al archipiélago canario. La mención de las Islas Afortunadas por parte de Galvano Fiamma, retomada del «Tractatus» de Carignano, refuerza aún más la idea de que el tratado contenía información que permitía la identificación de las Canarias como tales.
En resumen, el descubrimiento del manuscrito de Galvano Fiamma no solo ha proporcionado pruebas concretas de la existencia de una obra textual de Giovanni da Carignano, sino que también ha ofrecido indicios preciosos para una datación más antigua de su portulano, consolidando su importancia crucial en la historia de la cartografía y reescribiendo la historia del redescubrimiento de Canarias.
*Presidente de la Sociedad Dante Alighieri-Comité de Canarias
*Presidente del Comité del VII Centenario del redescubrimiento de Lanzarote y Canarias por el navegante italiano Lanzarotto Malocello
*Corresponsal Consular de Italia en Lanzarote