Editorial: ¡Ya voy…!… ¡pues no me da la gana..!

La lucha exacerbada entre las diferentes empresas que operan en telefonía es tan brutal, que les importa todo tres narices, incluso perjudicar ostensiblemente a los consumidores. Se están pasando kilómetros y no hay nadie que ponga remedio a tan disparatada y desorbitada comercialización agresiva. ¡Esto es un sin vivir!. Me explico…

Las  permanentes y continuas llamadas reiteradas ofreciendo cientos de promociones y tratando de convencerte de las excelencias de su productos están consiguiendo amargar la existencia a millones de usuarios que ven con desesperación como les persiguen mañana, tarde y noche con llamadas inoportunas en los momentos mas insospechados de su mas que vulnerada intimidad. Se colocan la vergüenza por montera, aguantan carros y carretas y a pesar de ello siguen insistiendo y machacando como un martillo pilón.

¡Esto ya es insostenible…!.. Les dá igual lo que les digas, ellos siguen llamando una y otra vez sin  que se les caiga la cara de vergüenza, y es curioso como  sus empleados son mayoritariamente sudamericanos, echándole una cara al asunto digno de la mejor comedia de Buddy Allen. Seguramente hay pocos españoles porque es difícil someterse a un juego donde te dan por todos lados y aún siguen. Aquello de «Yo sigo..» que hizo popular Joe Rigoli (por cierto argentino), es un lema a seguir por esta gente.

Y el colmo de los despropósitos se produce cuando los mensajes que te envía de espabilados comerciales y con la connivencia de tu operador telefónico, te los cargan en tu cuenta, hasta que a final de mes descubres que se ha incrementado tus gastos telefónicos en un 50% por lo menos.

Hay cientos de denuncias que no resuelven, y nadie sabe porqué, porque todo sigue igual lleno de sinsabores para los sufridos consumidores que nada pueden hacer contra el atropello de estas compañías.

Y voy más lejos…

Los que llaman a mi teléfono móvil particular, se encuentran desde ayer con una melodía que me han endilgado caprichosamente desde el  grupo «Yavoy …» y que da a entender mi cabreo sentimental y mi pelea con una hipotética pareja…  y que dice…, tarareen conmigo…

«Por eso vete
olvida mi nombre
mi cara, mi casa
y pega la vuelta…»

¡Estamos hasta la coronilla de toda esta gente…!.. La imagen frívola que puedo dar por culpa de unos desalmados me  desespera.

No tienen consideración, te rascan los bolsillos, te mueven a utilizar cada día más el móvil en una situación como la que estamos viviendo, invaden tu intimidad a cualquier hora del día y encima te burrean y sablean con todo tipo de aplicaciones gratuitas (que después no lo son), amargándote una existencia cada vez más complicada.

¡Basta ya…!   ¡Basta ya…! .. ¿Cómo hay que decirlo..?   ¿Está claro..?   ¡Basta ya…!